Tampoco le fue fiel a su amante de toda la vida el todopoderoso ministro Manuel Godoy , sino que también alternó con algunos caballeros garañones de la corte .
La corte vivía en otro planeta …
Su hijo don Fernando Séptimo complotó dos veces contra su padre hasta que este abdicó a favor de él … Todo en medio de una vida disoluta .
En la calle de las carretas de Madrid seguían elevándose arcos de triunfo momentáneos , celebrando glorias pasadas , como si el mundo se hubiera detenido .
Al igual que muchos regímenes tanto monárquicos de antaño como republicanos contemporáneos , el poder había nublado el discernimiento .
Se concibió que la causa era la existencia de ricos y pobres , los unos enteramente malos y los otros enteramente buenos , aun a pesar que cuando los pobres arribaban a una posición de riqueza actuaban igualito …
Tal vez olvidaron que el problema estaba en la mala comprensión de la vida individual y colectiva …
No alcanzaron a ver que la existencia se manifiesta en el tiempo , el espacio y la causalidad .
No pudieron asimilar las características de cada tiempo , no alcanzaron a medir administrativamente el territorio inmenso del imperio donde “ no se ponía el sol ”, ni alcanzaron a entender el resultado de los hechos ni sus causas … igual que ahora .
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