65LA CIUDAD DE LAS CASAS DE MADERA_1 | Page 24

El fraile sentado en su escritorio de pino coge una pluma de ganso recién cortada , la sumerge en el tintero y anota con hermosa caligrafía antigua aprendida en España .
El acta terminaba con una firma de bellos arabescos que componían su rúbrica . Luego esparcía polvo negro mezclado con cal para secar la tinta y poder cerrar el libro sin mancharlo .
La vida continuaba apacible en los días coloniales de la ciudad junto al río .
Un ambiente de paz y sosiego se sentía en el aire que a veces traía lejanas canciones y algún acorde de guitarra y mandolina .
Primer edificio de la iglesia de Santo Domingo de Guayaquil .