seos de Alemania, una pequeña parte de las
20.000 obras confiscadas de 1.400 artistas que
estaban en más de 100 museos en todo el país.
Fue el más virulento ataque jamás montado contra
el arte, con el único propósito de difamar y burlarse del arte moderno que para los nazis era inaceptable y por lo tanto, no alemán.
La exposición fue vista por más de dos millones de
visitantes y tras su traslado a otras ciudades de
Alemania y Austria por un millón más, la entrada
era gratuita y superó con creces la exposición paralela que se organizó en la Casa del Arte Alemán
de Múnich (Die Grosse Deutche Kuntsausstellung)
con lo que ellos llamaban “verdadero arte alemán”.
De esta exposición se hicieron 8 ediciones hasta
1944, mostraba el arte que el Reich quería para
Alemania; paisajes, retratos, desnudos, soldados y
grandes retratos de Hitler, en resumen un arte basado en la “belleza clásica”, que no fue influenciada por los judíos. Para la inauguración se organizaron grandes desfiles militares en los llamados
“Tag der Deutschen Kunts” (El día del arte alemán). Si el expresionismo fue considerado por
Goebbels en el año 1932 como verdadero arte
alemán, posteriormente se le consideró arte degenerado, un ejemplo claro de estas pequeñas contradicciones lo tenemos en un par de esculturas de
Rudolf Belling, que tenía una pieza Koft (Cabeza)
12