Brescia, 11 de septiembre 1289
Querido Cimabue,
la bondad de un amigo que tiene
la ocasión de pasar por Asís me permite que te
envié esta reproducción de la gran crucifixión que
tan generosamente me has enviado a cambio de mi
pequeño cuadro. Es entre tus primeros trabajos mi
preferida. Sin embargo tengo un gran problema, es
tan grande que no la puedo colocar en el cabezal
de mi cama. y no quiero dejarla en el sótano por
miedo a que se deteriore. Yo esperaba que el obispo de mi ciudad estuviera de acuerdo en guardarla
en depósito, pero la media sonrisa que se dibujó en
su rostro era una forma de decirme que la pintura
no es de su agrado. Así que he decidido devolvértela y si estás de acuerdo elegiría una obra de menor tamaño. Dime cuando te va bien que me pase
por ahí, mientras no te distraiga de los frescos que
estás realizando de la Basílica de San Francisco de
Asís. Te ruego que me disculpes por tantas molestias. Espero tus noticias, te envía un cariñoso saludo.
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