Brescia, 11 de octubre 1917
Querido Modigliani,
han pasado cuatro meses y aún no
he recibido los cuatro cuadros que compré en tu exposición en la galería Berthe Weill, en la calle Lafitte. La
galería afirma que fueron enviados a principios de julio.
¿Es cierto? ¿Puedes averiguar algo? Sería el colmo
que en la aduana tuvieran los mismos problemas que
en la galería. Me quedé anonadado cuando la policía
obligó a quitar los desnudos femeninos del escaparate.
Se pusieron allí para atraer la atención del público, pero
la policía los encontró ofensivos, fue humillante. Oí que
Zborowski propuso a Jacques Lipchitz que le comprara
los cuadros por 500 francos. Pero el escultor respondió
que no sabría dónde poner cuatro desnudos en su casa. Le pregunté a Zborowski si la oferta también servía
para mí y los compré. Pero tú habías desaparecido,
después te encontramos en aquel bar de Montparnasse
borracho como una cuba, acabamos la noche brindando en la habitación de mi hotel y tú recitando la Divina
Comedia de memoria. Despertamos a todo el hotel y
hubo un gran alboroto. No creo que recuerdes los detalles. En la mesita de mi habitación encontré uno de tus
exquisitos dibujos con una nota "para festejar nuestro
encuentro italiano". Al día siguiente tenía que volver
temprano a Italia, y no pude darte las gracias por tu
maravilloso regalo. Ahora querido Modi, no lo tomes a
mal si te doy un consejo, debes tener más cuidado de
tu salud, llevas una vida demasiado desordenada. Ya
hablaremos. Tengo que volver a París pronto. Intenta
averiguar alguna cosa acerca de estos cuatro desnudos, me gustaría tenerlos ya en casa, me preocupa
este retraso. Un cariñoso saludo
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