Brescia, 2 de enero 1826
Querido Francisco Goya,
apenas he llegado a casa,
siento que tengo que escribirte de inmediato para agradecerte la estima y el afecto que tuviste la amabilidad
de mostrarme durante mi estancia en Burdeos. Vine con
el fin de aprender las técnicas de la litografía y además
de encontrar un profesor he encontrado un amigo. Tus
enseñanzas han sido de un gran provecho, considero tu
serie de Toros de Burdeos con esta técnica un gran
trabajo y me siento orgulloso de haber contribuido a su
realización. Pero no debías haberte molestado en hacerme un regalo de una pintura que tenías enrollada en
tu estudio y que solo la habías abierto una vez en casa.
Te disculpaste por que la considerabas una obra poco
importante y estaba un poco dañada y deberías cortar
un trozo de tela. Por el contrario me parece una obra de
extraordinaria belleza y te aseguro que la voy a restaurar con el mayor cuidado. Quiero expresarte mi gratitud
y mis mejores deseos a tu fiel amiga Madame Leocadie
Weiss, ella tiene todo mi respeto, por su carácter alegre
y devocional que te alienta en la vejez. No te habrás
dado cuenta, pero he guardado todas las notas con las
que nos comunicábamos. Tengo en mente un gran cuadro poniéndolas en orden cronológico como si fuera un
gran libro. Quién sabe si nos volveremos a encontrar.
Me gustaría darte una de mis obras. Te escribiré pronto,
mientras un cariñoso saludo.
33