El ingenio y la imaginación resaltaban en todo.
Las niñas eran como "pequeñas mamás", tratando de imitar a las suyas: muñecas, juegos de cocina y té, rondas ("La farolera", "El Martín Pescador"), saltar a la soga, rompecabezas, lotería, que también se compartían con los varones; como saltar al "rango" ; las escondidas, la "mancha", los cubos ó ladrillos para armar, carreras, rayuela, patines, disfraces.
Claro que los chicos tenían juegos más audaces: competencias de carrera, bicicleta y trepar árboles y muros.
Sorry
Sorry, otro juego de mesa popular en los 50 y 60, tenía una pista que corría cerca del perímetro exterior del tablero. Cada jugador colocaba cuatro peones de color similar en un círculo marcado como inicio. El primer jugador que mueve los cuatro peones alrededor del tablero a la base gana el juego. Un mazo de cartas viene con el juego. La mayoría de las cartas tienen números que especifican cuántos espacios debe moverse un peón. Un jugador puede enviar el peón de un oponente de regreso al inicio aterrizando en un espacio ocupado por el peón del oponente o sacando una carta con la palabra "Sorry" impresa en ella. Los números 4, 10 y 11 tienen instrucciones especiales que hacen que el juego sea más interesante.
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