2DA GUERRA MUNDIAL revista | Page 10

Sinaí”, las experiencias traumáticas de los presos de los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial dejan secuelas a nivel biológico en sus descendientes. El equipo del estudio, dirigido por Rachel Yehuda (experta en epigenética y en los efectos intergeneracionales del trauma), han establecido los descendientes sufren una alteración que hace que cuenten con un nivel bajo de cortisol que el resto de la gente. Esta sustancia es la encargada de hacer volver a la normalidad el cuerpo después de un trauma. El estudio además afirma que los efectos biológicos pueden quedar de por vida. Según Rachel Yehuda, los efectos podían transmitirse a través del útero. Además los supervivientes de los campos de concentración pueden llegar a tener tipos de hormonas de estrés, lo que les hace padecer diferentes trastornos relacionados con la ansiedad y una alta probabilidad de sufrir estrés postraumático, obesidad e hipertensión.