Cuestión
de
suerte
Más suerte aún tuve de llegar a Los Nogales a mediados de los noventa
y descubrir que era posible encontrar niños con ganas de aprender, que
era posible ser exigente, que era posible pensar que todos pueden
aprender matemáticas...
C
uando yo era un jo-
vencito, a finales de
los ochenta, y expli-
caba en mi casa que quería ser
profesor de matemáticas so-
ñaba con poder desarrollarme
profesionalmente en un am-
biente donde la gente quisiera
aprender matemáticas, donde
enseñar matemáticas sirviera
para ayudar a los niños a ser
cada vez mejores personas.
Por suerte, a principios de esa
misma década, aquí mismo en
Bogotá, un grupo de personas
estaba fundando Los Nogales:
un colegio que busca la for-
mación integral por medio de
una actividad académica exi-
gente y que tiene como eje
fundamental la formación en
valores pensando en que sus
miembros sean ciudadanos
críticos, comprometidos y dis-
puestos a servir a nuestro
país. Más suerte aún tuve de
llegar a Los Nogales a media-
dos de los noventa y descubrir
que era posible encontrar ni-
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ños con ganas de aprender,
que era posible ser exigente,
que era posible pensar que to-
dos pueden aprender mate-
máticas, lo cual me permitiría
plantear retos y proponer des-
empeños complejos.
Luego de esas felices coinci-
dencias todos creerán que ha
sido fácil lo de enseñar mate-
máticas en Los Nogales, pero
la verdad es que ha sido un
proceso con sus puntos críti-
cos, es decir, sus máximos y
mínimos y sus puntos de in-
flexión con sus cambios brus-
cos. Colaborar en la forma-
ción de personas críticas
implica resistir las infinitas
críticas, aprovecharlas y ajus-
tarlas a un modelo decrecien-
te para lograr una pendiente
positiva de crecimiento perso-
nal y ser cada día mejor. Por
otro lado, mantenerse inva-
riante en los postulados filo-
sóficos no es fácil en medio de
una sociedad con tantos cen-
tros de masa que generan tal
cantidad de oscilaciones no
periódicas. Además, hacer do-
minantes los valores sobre las
propiedades algebraicas de los
irracionales es, al menos, tan
confuso como tratar de expli-
car que las conductas de com-
portamiento son un fractal, es
decir, los comportamientos
aprendidos en la infancia se
repiten en la adultez sólo que
con una mayor magnitud. A
pesar de tantas discontinuida-
des e indeterminaciones creo
que he logrado entregar a
nuestros niños las herramien-
tas necesarias como para hacer
las reflexiones que les han de
permitir tener tantos ejes de
simetría concurrentes como
para ser grandes figuras.
Alex Sarria
// Coordinador de
Matemáticas
ENSEÑANDO - aprendiendo - participando - liderando - creciendo - soñando