A
L
E
MAX ERNST
Nacido en Alemania a fines del siglo IX, sus imágenes oníricas
surrealistas vierten sobre el lienzo el inconsciente freudiano. La pintura es para
el artista un descubrimiento del si mismo, valorando el poder de la locura y de la
expresión sin la intervención del pensamiento.
Su arte transporta al observador a un mundo ilusorio que da vida a
seres fantásticos y selvas en las que se confunde el ADN vegetal con el animal
por una suerte de alquimia de la mente.
Es el Rimbaud de la pintura, plasmando en su tela el “blanco enjambre
de los sueños difusos” y un bosque en el que “un asustado fauno arquea el
entrecejo”.