2 Generaciones Número 8 | Page 37

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ANA HERNÁNDEZ MÉXICO

Cuando no somos auténticos, comienzan las comparaciones y la competencia, pero eso nos frustra porque queremos vivir la vida como la viven otros, ya sea en el aspecto económico, sentimental, profesional, familiar, etc., rara vez estamos conformes con cómo vivimos y con lo que tenemos; estamos muy casados con la idea de que el éxito es lo único que nos hace visibles.

Pero la verdad es que, a lo largo de la vida me he dado cuenta de algo, ¿se han fijado que nadie tiene una vida perfecta? Piensen en quién ustedes gusten, pero siempre todos, todos, incluyéndome, tenemos un vacío, siempre nos hace falta algo, y quién diga que tiene todo lo que necesita, tal vez ya empezó mal, porque ahí no hay sinceridad. Es decir: yo, por ejemplo, soy muy optimista, vivo el presente, pero en un mal día recuerdo que el tiempo se va, se va, se fue y no tengo hijos. Pero ahí les va la segunda parte: Eso es en un mal día, pero los otros 364, cultivo mi voluntad y sobre todo el amor por mí misma, y eso finalmente se diluye porque siempre me doy cuenta que lo que tengo, contra lo que no tengo es de un peso avasallador y no me queda otra más que ¡sonreír!

Aunque eso no quiere decir que jamás voy a sentir de nuevo alguna insatisfacción, de hecho la insatisfacción es un motor indispensable para seguir luchando por los sueños, y lo que soñamos y anhelamos es parte de la autenticidad, pues nadie sueña lo que yo sueño. Dos personas pueden tener un mismo anhelo, pero la forma en que trabajan para conseguirlo es siempre distinta.

Prácticamente tenemos un vicio, el vicio de igualarlo todo (tal vez por eso odio los uniformes). Paradójicamente, mi forma de mostrar al menos una parte de mi ser auténtico es a través de la moda. Mi ropa dice mucho de mí, pero si me ves, te aseguro que no podrías etiquetarme; esto es algo raro porque pensaríamos que el hippie es auténtico, pero tiene su propia etiqueta, automáticamente piensas en el flower power, amor y paz, ropa étnica y tal vez cannabis; aún así, eso sigue siendo la forma, pero el fondo es mucho más complejo, tiene que ver con nuestra esencia, esa que por más que la vistes, por más que creas que la estás moldeando como al barro, sigue intacta y cuando le ponemos atención, es cuando realmente empezamos a ser auténticos, para nuestra esencia no existe el actuar por compromiso, ni por complacer a nadie, ni por contratos, ni mucho menos por obligación y aún menos actuar mecánicamente.

Ser auténtico para mí, es darle prioridad a lo que yo quiero sobre lo que debo hacer, ser sinceros y respondernos si realmente vamos en el camino correcto con nuestra forma de conducirnos. El camino correcto no es ser intachable, ni perfecto, es disfrutar lo que hacemos, querer realmente lo que decimos querer, y saber que no estamos de adorno en este mundo.

Y un detalle muy importante: estar dispuesto a ser auténtico y aguantar como los machos, porque nadie dijo que ser auténtico en un mundo en donde todo se hace en serie iba a ser muy bien visto y muy fácil. Que te van a criticar no lo dudes.

…”Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otros. No te dejes engañar por los dogmas, es decir, vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que el ruido de las opiniones de los demás acalle tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición. Ellos ya saben de algún modo en qué quieres convertirte realmente. Todo lo demás es secundario…”

Steve Jobes