El hacerse estas preguntas no es nuevo, pues el hecho de cuestionarnos es lo que ha llevado a la humanidad al grado de desarrollo que tenemos actualmente. La diferencia es que antes, quién tenía dichas inquietudes era llamado loco o al menos se le consideraba raro. Pues ¿quién, que estuviese en sus cabales, podría ponerse a pensar en dichas cuestiones? Las cosas son de tal manera y así han sido siempre, ¿para qué pensar en ellas?
Ahora bien, romper esquemas es algo que conlleva dos cosas: Valor (para romperlos) y responsabilidad (para afrontar las consecuencias). Cuando no se cumplen estas dos condiciones, lo más probable es que se ocasionen situaciones que no se puedan controlar alterando los resultados esperados. Un ejemplo de esto lo podemos ver en el comportamiento de los adultos jóvenes y jóvenes de este tiempo, que son el resultado de haber roto el esquema rígido y en muchos casos intransigente de antes de la revolución jipi de fines de los años ´50 y principios de los´60. Se consiguió el hecho de que los hijos fueran tomados en cuenta, se le dieron ciertas prerrogativas a los niños, reduciendo la obligación de obedecer y, concediendo la posibilidad de réplica sobre una orden de cualquier adulto.
Aquí se tuvo el valor de romper el esquema de rigidez y, en muchos casos el abuso de autoridad e intolerancia de quien ejercía dicha autoridad, pero no hubo quien hiciera hincapié en que la autoridad debía seguirse respetando y obedeciendo después de la objeción a la orden dada o el cuestionamiento a la estructura establecida, llegando a un acuerdo que hubiera sido acordado por ambas partes. Esto es, nadie se hizo responsable de las consecuencias, resultando la consabida pérdida de autoridad y falta de respeto a la misma.
Esta falta de autoridad ha hecho que los niños y jóvenes no tengan claro cuáles son sus límites de acción y crean que son capaces de gobernarse solos, que no necesitan de la experiencia de los adultos y que la anarquía se esté enseñoreando de las sociedades. Que haya jóvenes que creen que todo lo merecen y adultos que quieran seguir sintiéndose jóvenes y se resistan a cumplir con su responsabilidad, de acuerdo al rol que les corresponde en su entorno en general; en fin padres que quieran ser amigos de sus hijos, debido al miedo interior de fallar como padres; autoridades que no ejercen su poder y buscan convencer en vez de ordenar y dar seguimiento a sus órdenes para asegurar que se cumplan, obteniendo la retro alimentación necesaria para garantizar el buen funcionamiento del sistema que corresponda; que haya escuelas donde los alumnos califican a los maestros, etc.
De ninguna manera, lo anterior propone que no se rompan esquemas. ¡No, de Ninguna Manera! La historia está llena de anécdotas en las cuales un sinfín de estructuras han sido rotas. ¿Ejemplos?:
JAVIER HOYUELA MÉXICO
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