2 Generaciones Número 7 | Page 11

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ALMA ALICIA HERNÁNDEZ MÉXICO

Para este número nos pidieron a mi esposo y a mí que colaborásemos en escribir algo juntos, sin embargo, por cuestiones de individualidad no lo pudimos hacer. Así que hemos acordado escribir cada cual por su lado, el motivo, las diferencias de pensar y el respeto a la propia expresión. En algunas cosas somos muy parecidos, pero en otras somos sumamente diferentes.

Así que decidí escribir acerca de los desafíos de un nuevo tiempo.

Sabemos por conocimiento propio, los cambios vertiginosos a los que el planeta está siendo sometido, el tiempo pasa más rápido, los opuestos cada vez se definen y alejan más, los pensamientos y emociones se nos muestran más exacerbados, en fin, no podemos negar que estamos viviendo un tiempo diferente. Para los que vivimos esta realidad como una experiencia energética de expansión y conexión, para los que somos testigos de crecimientos abruptos, ruptura de vínculos, desaparición o aparición de dolencias, percepciones acrecentadas, sincronicidades continuas, es innegable la aparición de un nuevo mundo.

Una manera de encajar en este nuevo nivel de energía es cambiar la perspectiva en la que vemos las cosas. Buscar la sanación de todas las partes fragmentadas tanto psíquicas como emocionales.

Este nuevo tiempo exige de cada uno algo importante, responsabilidad al elegir

y compromiso para corresponder.

Cómo cambiar de perspectiva.

Cuando seamos capaces de ver las experiencias de la vida como las lecciones que nuestra alma necesita y requiere para su crecimiento, una gran parte de las emociones nocivas que cargamos desaparecerán. Dolor, sufrimiento, angustia, odio, resentimiento, depresión; en fin. Cuando logramos ver con nuevos ojos todos los eventos traumáticos o negativos que hemos vivenciado como las pautas más importantes y que nos han dejado los mejores aprendizajes de nuestra existencia pasaremos a un nivel más elevado del Ser.

Algo que suelo comentar con los asistentes a los talleres es que el dolor no lo podemos evitar, pero el sufrimiento si. Los dolores que se presentan ante una perdida por ejemplo es algo que rara vez alguien puede evitar, sin embargo, el sufrimiento, que es prolongar indefinidamente ese dolor es algo que si está en nuestras manos evitar.

La responsabilidad al elegir.

Nuestra vida es una secuencia contínua de elecciones. Cada vez que la vida nos pone ante una nueva encrucijada, -como amar o no amar, cambiar o seguir siendo el mismo- nos enfrentamos al dilema de elegir, pero la mayoría de las veces deseamos hacer la elección correcta sin querer equivocarnos.

Si algo hay cierto en la vida es que tendremos que equivocarnos. Cuando uno quiere conocer algo, generalmente tiene que experimentar su opuesto. Si nuestro deseo más profundo es conocer la luz, también deberemos experimentar la oscuridad, de lo contrario no podríamos apreciar plenamente el espectro de la luz en todo su esplendor.