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Sofía García
El lunes del cerro se anuncia desde muy temprano a través del clarín de las chirimías y teponaxtles, dando a conocer que el día esperado durante un año ha llegado, y la gente se dispone a realizar el paseo hacia él. La fiesta de la Guelaguetza se remonta a los ritos paganos que los guerreros aztecas asentados en el Cerro del Fortín realizaban en honor a Centéotl, la diosa del maíz, solicitándole y agradeciendo que la siembra produjera abundantes cosechas.
Con la conquista religiosa, esta costumbre de oraciones, sacrificios y alabanzas, fue adecuada a la celebración de la Virgen del Carmen, y por ello se realiza el lunes siguiente al 16 de julio, y su octava al siguiente lunes según las costumbres católicas
Sin embargo, Guelaguetza, palabra de origen zapoteco, es algo superior al encuentro de etnias que en la época moderna empezó a tomar auge a partir del año 1932. Su significado tiene un valor moral, de profunda solidaridad y humanismo que es base de la convivencia social de muchos pueblos y razón intrínseca del por qué a pesar de las diferencias geográficas, regionales, étnicas, sociales y hasta políticas, el oaxaqueño es un pueblo armónico, unido, inigualable
En el contexto de la vida comunitaria de los pueblos indígenas de Oaxaca, la cohesión social es uno de los elementos que nutren el universo cotidiano a través de la cooperación voluntaria en beneficio de la colectividad. Guelaguetza es ayuda recíproca, mutua, espontánea y organizada, que constituye una práctica común en las sociedades rurales: si una familia tiene necesidad o requiere ayuda para protagonizar la mayordomía de una fiesta religiosa, una boda, un bautizo, un velorio o cualquier otro acontecimiento donde esté de por medio la convivencia, recurre a la comunidad a fin de que participen y acudan con su guelaguetza. Con este acto quedó sellado el compromiso de saldar después de manera recíproca la ayuda para cuando el beneficiario lo necesite-
Éste es uno de los rasgos que distinguen precisamente a la celebración de los Lunes del Cerro, donde las delegaciones, después de su actuación, ofrendan al público asistente con diversos productos propios de sus comunidades de tal manera que los visitantes pueden disfrutar después de la presentación del baile de la comunidad las viandas que les arrojan desde el escenario siendo èstos por ejemplo bolsitas de granos de café, fruta, sombreros, chocolate, dulces típicos, sombreros y el visitante los tiene que “cachar” tornándose la fiesta en una interactuación entre espectadores y participantes de la Guelaguetza, logrando asì la integración de propios y extraños al espectáculo Es increíble para las personas que cambiamos el lugar de residencia hacia otro estado u otro país no encontrar la solidaridad para practicar la Guelaguetza, Acostumbrados a compartir en el gusto y en el dolor encontrarnos con una sociedad en donde cada quien guarda para sì lo que en un momento pudiera ayudar a alguien más. No es raro observar en el pueblo oaxaqueño que cuando se celebra una boda llegan los invitados con viandas, bebidas, cervezas y todo aquello que pudiera dar realce a tal evento para la felicidad de los desposados, sabiendo que en cualquier momento cuando les toque celebrar serán apoyados de igual manera sin tener que llevar un control de lo compartido