2 Generaciones Número 14 | Page 6

dos generaciones EL TIEMPO Imagen: Petra DR Especial Brígida Rivas dos generaciones MI INFANCIA Ahora que tengo tiempo, voy a ponerlo en la mesa de disección de mi mente para analizarlo, si consigo inmovilizarlo. Pero... ¿quién para al tiempo?. El tiempo fluye desde la eternidad, y así, él lo arrastra todo y a todos. Todo lo que sucede está ubicado en su seno y nada sucedería fuera de él. Tuvimos un tiempo para nacer, evolucionar y hasta para morir. situar cualquier acontecimiento. Así decimos: En los tiempos de la prehistoria… Allá por la Edad Media… El año de la República... El tiempo rige nuestra vida y hay un tiempo para levantarse, trabajar, divertirse y descansar. Es de las pocas cosas, o quizás la única, que la Naturaleza ha repartido por igual a todos los hombres. Si se parase el tiempo, todos seríamos eternos. Pero... ¿Quién para al tiempo?. Todos disponemos de veinticuatro horas al día: el periodista, el ama de casa, el mendigo, el político y el Sumo Pontífice. En su seno, tuvo lugar la Creación del Universo por la voluntad del Creador. Lo admirable es observar, como a unos les da para tantos y otros no tienen tiempo de nada. Constelaciones y estrellas han existido dentro de él. Decimos: “No tuve tiempo de estudiar, no tuve tiempo de llamar, no tuve tiempo...” Con el devenir de los tiempos se hace posible la evolución del sistema solar y nuestra propia evolución terrestre. Todo esto no habría existido si se hubiera parado el tiempo. Pero... ¿quién para al tiempo?. Todos necesitamos acudir a él para 5 Este elemento tan abstracto, pero tan importante en nuestras vidas, es lógico que hayamos querido contabilizarlo y así aparecen calendarios y relojes, objetos entrañables y odiosos a un tiempo. ¿Quién no recuerda el día de su Primera Comunión?, ¿el año de la muerte de aquel ser querido? O ¿el mes pasado en que rompimos una relación amistosa, fraternal o amorosa, que nos llena de tristeza?. Y qué decir de nuestro inseparable compañero, el reloj, que con su implacable tic-tac, nos acerca o nos aleja de aquella cita ilusionada, o de aquella persona que marchó... ¡Dios mío, no hace una hora, y ya me parece un siglo!. El tiempo fluye siempre, siempre, siempre como un arroyo apacible, pero con una determinación imparable. “Mi infancia son recuerdos”, de la tierra sembrada de metralla y amapolas sangrientas. De campanas que tañen con señales siniestras. De una madre que llora sus ilusiones muertas. Un vacío en el alma de caricias paternas. Hay ayes de dolor por la injusta contienda. Y bajo las estrellas de la noche que gime por las personas muertas, vuelve a sembrar la vida con abono de penas y cariño la nueva sementera. Y crecen siete tallos llenos de savia nueva, que dan vigor y fuerza a siete capullitos que darán nuevos frutos: Una nueva cosecha. Brígida Rivas Inspirado en la infancia de siete huérfanos de la Guerra Civil Española Imagen: Viktor Hanacek El tiempo viene en nuestra ayuda cuando queremos acabar una conversación no deseada. También nos lamentamos cuando hay que dejar una tarea grata: ¡Ay señor...! ¡Cómo se me ha ido el tiempo...! ¡Si pudiéramos parar el tiempo...! Por: Brígida Rivas Especial Brígida Rivas 6