dos generaciones
EL TIEMPO
Imagen: Petra DR
Especial Brígida Rivas
dos generaciones
MI INFANCIA
Ahora que tengo tiempo, voy a
ponerlo en la mesa de disección
de mi mente para analizarlo, si
consigo inmovilizarlo.
Pero... ¿quién para al tiempo?.
El tiempo fluye desde la eternidad,
y así, él lo arrastra todo y a todos.
Todo lo que sucede está ubicado
en su seno y nada sucedería fuera
de él.
Tuvimos un tiempo para nacer,
evolucionar y hasta para morir.
situar cualquier acontecimiento.
Así decimos:
En los tiempos de la prehistoria…
Allá por la Edad Media… El año de
la República...
El tiempo rige nuestra vida y hay un
tiempo para levantarse, trabajar,
divertirse y descansar.
Es de las pocas cosas, o quizás
la única, que la Naturaleza ha
repartido por igual a todos los
hombres.
Si se parase el tiempo, todos
seríamos eternos. Pero... ¿Quién
para al tiempo?.
Todos disponemos de veinticuatro
horas al día: el periodista, el ama
de casa, el mendigo, el político y el
Sumo Pontífice.
En su seno, tuvo lugar la Creación
del Universo por la voluntad del
Creador.
Lo admirable es observar, como a
unos les da para tantos y otros no
tienen tiempo de nada.
Constelaciones y estrellas han
existido dentro de él.
Decimos: “No tuve tiempo de
estudiar, no tuve tiempo de llamar,
no tuve tiempo...”
Con el devenir de los tiempos
se hace posible la evolución del
sistema solar y nuestra propia
evolución terrestre.
Todo esto no habría existido si se
hubiera parado el tiempo.
Pero... ¿quién para al tiempo?.
Todos necesitamos acudir a él para
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Este elemento tan abstracto, pero
tan importante en nuestras vidas,
es lógico que hayamos querido
contabilizarlo y así aparecen
calendarios y relojes, objetos
entrañables y odiosos a un tiempo.
¿Quién no recuerda el día de su
Primera Comunión?, ¿el año de la
muerte de aquel ser querido?
O ¿el mes pasado en que rompimos
una relación amistosa, fraternal o
amorosa, que nos llena de tristeza?.
Y qué decir de nuestro inseparable
compañero, el reloj, que con su
implacable tic-tac, nos acerca o nos
aleja de aquella cita ilusionada, o
de aquella persona que marchó...
¡Dios mío, no hace una hora, y ya
me parece un siglo!.
El tiempo fluye siempre, siempre,
siempre como un arroyo apacible,
pero con una determinación
imparable.
“Mi infancia son recuerdos”,
de la tierra sembrada de metralla y amapolas sangrientas.
De campanas que tañen con señales siniestras.
De una madre que llora sus ilusiones muertas.
Un vacío en el alma de caricias paternas.
Hay ayes de dolor por la injusta contienda.
Y bajo las estrellas de la noche que gime por las personas muertas,
vuelve a sembrar la vida con abono de penas y cariño
la nueva sementera.
Y crecen siete tallos llenos de savia nueva,
que dan vigor y fuerza a siete capullitos
que darán nuevos frutos:
Una nueva cosecha.
Brígida Rivas
Inspirado en la infancia de siete huérfanos de la Guerra Civil Española
Imagen: Viktor Hanacek
El tiempo viene en nuestra ayuda
cuando queremos acabar una
conversación no deseada. También
nos lamentamos cuando hay que
dejar una tarea grata:
¡Ay señor...! ¡Cómo se me ha ido el
tiempo...! ¡Si pudiéramos parar el
tiempo...!
Por: Brígida Rivas
Especial Brígida Rivas
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