Especial Brígida Rivas
dos generaciones
todo, de darle sentido a la experiencia,
de colocarle el brillo de la inocencia,
el filo de la aguja, el nudo del telar.
Las palabras no son sólo palabras
sino actos de equilibrismo, sobre la
cuerda del papel el escritor tambalea,
se afianza, y, si es audaz, logra dar
piruetas que animan al lector a poner
sus pies en ese mismo lazo tembloroso.
Por eso la lectura es una experiencia
de oscilación, un sisma donde todo
se anula y recomienza, donde escritor
y lector pierden distancia para
convertirse en una misma voz.
Carta de la Directora:
La primavera es tiempo de renacer, se dice, aunque siendo honesta aceptaré que a últimas fechas no me parece
ya algo tan común. Reinventarse, es algo único, un don que a mi entender requiere sabiduría, amor y coraje.
Porque después de andar por los mares de la vida, de enfrentar molinos de viento o de encontrarse uno en
medio del desierto, lo más lógico es pensar en volver a casa. No me refiero con ello al lugar físico que nos acoge,
tampoco a nuestra familia, pienso más bien en nuestras viejas costumbres, en los hábitos infranqueables, o
vicios según sea el caso. Por eso, a aquellos que he visto luchar cuerpo a cuerpo contra sus más grandes miedos,
o lanzarse contra sus propios conceptos enmohecidos, les respeto desde lo más profundo de mi ser.
Se cuentan con los dedos de la mano, dicen, a aquellos que no buscan la comodidad de la rutina y la costumbre.
Pero existen, en parte empujados por la vida misma y también por su propia osadía al no conformarse. Buscan
experimentar y crear cada instante de su tiempo en esta oportunidad que llamamos vida. El alma de algunos, con
más capacidades, ha decidido enfrentar retos que solo unos pocos eligen. ¿Valentía o inocencia? Únicamente
con los rastros que dejan a su paso se puede conocer lo que en el fondo les motiva.
Inspiración pura son para mí estos seres, llenos de fuerza, de voluntad, que derrotan al miedo con cada uno de
sus pasos. Por ello, en este número he decidido reconocer a una artista que ha traído a mi vida la frescura que a
tantos nos hace falta. Su ternura y alegría, que parecen estar intactas, me enseñan que durante el camino nunca
se deben guardar con celosía los momentos tristes, ni los dolores más profundos. Sus palabras me muestran
una luz clara y sensible, humana, que guía a los que vienen detrás nada más que con su ejemplo. Es estrella de
los días y las noches, para ella misma, pero también para dejar claro que es lo interno lo que verdaderamente
puede iluminar el propio sendero.
Mi más profundo respeto y admiración para ella: Brígida Rivas Ordóñez. Pero más aún, mi eterno agradecimiento
por compartir con nosotros su trabajo y su pasión. Como reconocimiento a su entrega dedicamos este número
en especial a su trabajo. Lo hacemos también, en forma simbólica, para reconocer y dar el lugar que merece, a
la capacidad creativa de cada mujer que ha luchado por compartir el fruto de sus dones.
Me he atrevido a pedirle a Yunuen Díaz, merecedora del Premio de Literatura Joven “Delfina Careaga” en la
categoría de ensayo, nos introduzca a ese mundo mágico de Brígida. Esta joven escritora, mexicana, aguerrida
de pies a cabeza, enamorada de las artes y la enseñanza, ha logrado, a mí parecer, entregarnos un prefacio
idóneo para la selección de textos de nuestra querida Colaboradora.
Deseo de corazón que lo disfruten.
Claudia Colín
Directora
3
Especial Brígida Rivas
dos generaciones
LA VIDA EN LAS PALABRAS
“Muy lentamente, los puntitos del
papel se convertían en pájaros, en
flores, mares, cielos…”
Brígida Rivas
Brígida Rivas Ordoñez trae a nosotros
una vida convertida en palabras
que aletean sobre el papel: aves de
rutilantes alas. Mariposas atajadas
de recuerdos que en la hoja renuevan
vuelo, que se incendian en las
manos del lector como pequeñas
bengalas.
Su escritura tiene el
colorido de los vitrales medievales,
una transparencia luminosa por
donde se asoma la mirada del ser:
lo inefable y lo concreto, lo prosáico
y lo poético que engarzan sus dedos
en sus cuentos y poemas. El tiempo
se mueve entre sus manos como una
madeja que ella va desenrollando,
hilos de la vida, Gobelinos amorosos
y perfumados por la distancia del
recuerdo. Escribir es más que una
búsqueda alquímica un oficio de
testarudez, una manía empecinada
por hacer de cualquier cosa un
objeto distinto, por ponerle hojitas
de oro a cualquier nimiedad para que
brille. Escritura que se alimenta de
experiencia e imaginación, Brigida
transita los lugares más comunes para