2 Generaciones Número 14 | Page 18

dos generaciones “Durante muchos años sin reparar en gastos he recorrido muchos países, he visto las montañas más altas y los océanos. Lo único que no supe ver fue el brillo del rocío en la hierba a la puerta de mi casa” dos generaciones Al momento de sanar a aquellos que necesitaban ser curados, él los observaba con profunda ternura y amor, teniendo compasión de cada uno de ellos, haciéndolos sentir “amados”, y de esa forma todos eran sanados. “Podemos tener todos los medios de comunicación del mundo, pero nada, absolutamente nada, sustituye la mirada del ser humano” (Paulo Coelho) (Rabindranath Tagore) Qué importancia tiene una mirada y una actitud sanadora para poder cooperar con el ambiente en donde nos movemos. El lenguaje es esencial para transmitir pensamientos, pero también ocurre una importante comunicación a través de las miradas, los gestos y en las posturas del cuerpo. Dispongámonos a pensar cómo contemplamos nuestro entorno, a nuestra familia y aún aquellos que son desconocidos. También se puede hablar sin mover los labios, solo por lo que expresamos inaudiblemente. Propiciemos una mirada sincera, transparente, profunda, para recibir la respuesta y la actitud que estamos esperando. Sin duda que contribuirá a sentirnos más sanos mental y físicamente. LA FILOSOFÍA DE LA ADVERSIDAD Por: Mauricio Fernández Hoy quiero comentar con todos ustedes algo que quizás a algunos les ha sucedido en algún momento de su vida. Me refiero a tener una fractura física, ya sea en un brazo, pierna, cadera, mano o pie, etc. Sé por experiencia propia, pues me acaba de ocurrir, que quisiéramos cambiar el instante en que esto aconteció, pero como bien sabemos, esto es más que imposible, pues lo hecho, hecho está y no hay manera de cambiarlo. Lo interesante de todo esto es que no solo nos vamos a referir a ésta tema en particular, sino por el contrario, la redacción de hoy se puede aplicar a cualquier circunstancia de la vida en la que nos encontremos. Una fractura, una enfermedad, un despido o un síntoma, nos está forzando a algo contrario a lo que nosotros queremos seguir haciendo, sin darnos cuenta que esto que nos pasó es por nuestro bien. A veces, una mirada junto a una sonrisa vale más que mil palabras. ¿Y si empezamos hoy mismo? La mirada compasiva, reflexiva, una mirada de amor y ternura puede cambiar radicalmente una situación, un conflicto y hasta un cuadro de enfermedad. Se ha dicho y con razón que los ojos son las ventanas del alma. Lo que sentimos interiormente, se expresa en los ojos a través de la mirada. Cuando nuestra “mirada” nos identifica Ellos transmiten sentimientos y emociones, y es fundamental para que haya una coincidencia entre lo que se piensa y se expresa. Por: Elizabeth Santángelo Esta percepción indudablemente coopera con el estado de bienestar y salud de cualquier persona. Un antiguo proverbio bíblico dice: “La luz de los ojos alegra el corazón”. Me impresiona mucho cuando me detengo en la mirada de Jesús al enfrentarse a distintas situaciones. 17 Nos cuesta trabajo aceptarlo, pero así es, hay un pensamiento muy serio a este respecto y se trata de lo que se conoce como LA FILOSOFÍA DE LA ADVERSIDAD. Si todos la conociéramos nuestra vida sería más fácil de llevar, sin tantas complicaciones y con la posibilidad de aprender en todo momento. Todas las cosas que nos pasan tienen un profundo significado, pero hoy te invito a que nos detengamos a pensar en todo ello. La Adversidad es una medicina que se nos aplica para nuestro propio bien para que no continuemos destruyéndonos a nosotros mismos. Un ejemplo muy claro es algo muy sencillo: una gripa o una diarrea. Cuando esto pasa, nuestro organismo está trabajando en desalojar aquello que no le cayó bien pero nosotros vamos de inmediato a tomar algo para contrarrestarlas sin darnos cuenta de que nuestro organismo en su infinita sabiduría está restaurando el orden perfecto. Al taponar o parar el malestar, en vez de desalojarlo, se guarda para mejor ocasión, o sea, para más adelante y cuando regresa viene con más fuerza. Estos malestares no pasan de tres días máximo, cuando no son graves. Así, si reflexionamos en cualquier enfermedad, cuando ésta llega a nuestra vida es para algo. Para detenernos de algo que nosotros estamos haciendo y debemos parar de hacerlo. Otro ejemplo es una inesperada apendicitis que podría retenernos en cama, posiblemente cuando más trabajo y compromisos teníamos… Nos quejamos de ese contratiempo; por ello no nos damos cuenta de que está protegiéndonos de “algo”. Toda enfermedad intenta compensar desequilibrios: los hiperactivos son obligados a descansar; los superdinámicos son inmovilizados; los que mucho hablan son silenciados… Toda enfermedad nos obliga a “algo”, que suele ser lo contrario de lo que estábamos haciendo o de lo que desearíamos seguir haciendo. En la Filosofía de la Adversidad existe una regla infalible: un cambio obligado o forzoso de conducta, es una invitación a una rectificación: esto debe tomarse en serio. En la práctica de la Filosofía de la Adversidad hay que aceptar lo que la vida nos impone y renunciar voluntariamente a querer solucionar con rapidez la situación adversa con la intención de volver a “lo de antes”, a “lo de siempre”. Esta aceptación consciente de la adversidad debe conllevar siempre una reflexión profunda, para comprender lo que ésta trata de enseñarnos. Esto se llama sufrir voluntariamente o de lo contrario “algo” peor podría pasarnos. Todos los compañeros, amigos y familiares, de manera afectuosa me han expresado lo que ven en mí y yo no estoy viendo, “no paras”,” hasta que te pusieron quieto”,