2 Generaciones Número 13 | Page 4

dos generaciones dos generaciones nas, ser aceptado con lo bueno y lo no tan bueno, y buscar amar verdaderamente a los demás, sin condicionamientos, pero sobre todo con respeto a mí mismo, para respetar a los que están a nuestro alrededor. El común de las personas nos quieren si hacemos lo que ellos quieren que hagamos, sin importar si podemos o si queremos hacerlo. Muchas veces ya tenemos compromisos adquiridos con anterioridad y los cancelamos para que los demás nos acepten como ellos desean. ¿DE VERDAD NOS AMAMOS? Por: Mauricio Fernández El flujo constante de actividades en el diario vivir nos impide ver las cosas con claridad, pues siempre estamos apurados en un constante ir y venir en todos las cosas de la vida. Cómo podríamos detenernos a ver lo que nos está sucediendo si las cosas son las que nos mueven. ¿Te has planteado que cada día iniciamos nuestras actividades con un plan que tenemos que desarrollar? O sea, te levantas para empezar tu día y resulta que una llamada de un familiar o ser querido de inmediato cambia todo lo que tienes que hacer. Cuando nosotros planteamos nuestra vida en función de los demás, no es nuestra vida, es la vida de los demás en nosotros. Tenemos que plantearnos, sin ser egoístas, que los demás no deben disponer de nosotros a sus caprichos o deseos. Cuando tomas tu vida en tus manos y quieres hacer un cambio, esfuérzate 3 por lograrlo, sin que nada ni nadie intervenga entre tu meta y tú. Deja los patrones de conducta que mueven tu vida mecánica, que si eres sincero contigo mismo, son lo mismo que hiciste ayer, la semana pasada, el mes pasado, hace uno, cinco o diez años, sin que por ellos nada cambie, todo siga igual. Nosotros somos las mismas tragedias que se repiten día a día. Sufrimos las misma amarguras, abandonos, conflictos, etc., etc. ¿De verdad nos amamos? Es muy difícil de creerlo, pues solo somos títeres, en donde los demás mueven los hilos de nuestros sentimientos, deseos, apetencias, afectos y necesidades. Cuando nos empezamos a amar a nosotros, debemos poner tierra de por medio entre lo que yo de verdad quiero alcanzar y los problemas de los demás. Esto para los que me rodean se ve como egoísmo, pero yo lo veo como un egoísmo positivo. El egoísmo de crecer como perso- Cuando alguien me pide un “favor”, de antemano le digo que hay dos respuestas para esa petición, o un sí o un no, pero, generalmente, cuando los demás nos piden un favor, dan por sentado, por el solo hecho de solicitarlo, que ya es un deber que tenemos que cumplir con lo que ellos solicitan. Cuesta mucho trabajo ayudar, a los que están conviviendo con nosotros, el entender esta cuestión. Pero una manera de respetarnos a nosotros mismos, de amarnos a nosotros mismos, es la cuestión de tener el tiempo, la manera de cumplir con lo que otros nos solicitan, sin que por ello nos veamos afectados en nosotros mismos. Las personas anteponen sus propios intereses a nuestros intereses, como si fuese un amarlos a fuerza, para que se diga que somos buenas personas, que los comprendemos en la “difícil vida que tienen”, “por todo lo que ha tenido que pasar”, “los duros golpes que la vida les ha dado”, etc. Cuando uno hace un cambio en su vida, a base de sacrificar nuestros deseos, apetencias o el solo hecho de dejar atrás la vida que uno ya no quiere seguir repitiendo, cuesta mucho esfuerzo y sacrificio. Por lo general, todos queremos el resultado de lo que hemos obtenido, pero no el costo que hemos tenido que pagar para llegar hasta ahí. Sinceramente te comparto, que la verdadera manera de amarnos es empezar por respetarnos a nosotros mismos en la acción de no estar para cumplir la indolencia de los demás. Muchos no hacen lo que les corresponde, y luego buscan que uno esté ahí para resolverles lo que no se ocuparon cuando debían de hacerlo. En este sentido, la mejor manera de ayudar a otros es no resolverles sus conflictos, dejarlos que aprendan, pero que sobre todo que crezcan en todos los sentidos de la vida. ¿Cuántas personas tienen cierta edad y todavía dependen de sus padres, cuando debería ser al revés? Los seres del reino animal se ocupan de sus pequeños hasta cierta edad y cuando ya tienen la madurez, los sueltan, los echan a volar, a buscar su alimento, refugio, etc., pero los seres humanos, en vez de liberarlos de ataduras, parece que los seguimos ligando, amarrando, entrometiendo, como muestra de dependencia, a diferencia de la independencia que por ley natural debe existir. SI DE VERDAD NOS AMAMOS, ayudémonos a crecer, H