2 Generaciones Doceava Edición | 页面 4

dos generaciones dos generaciones CÓMO CAMBIAR NUESTRO MUNDO Se termina un año más y la reflexión que hago casi siempre es: Un año más vivido y un año menos por vivir. Y no es un pensamiento pesimista ó negativo, no, simplemente es la preparación para repasar lo que cada año nos deja y preparar la visualización de lo que espero realizar en el nuevo periodo que llegará. Trazar los caminos que habré de seguir para alcanzar la paz y confianza necesaria para caminar por la vida el siguiente periodo anual. Lo primero que en esta ocasión llegó a mi mente fueron los libros que llegaron a mis manos durante el año. Me llamaron la atención porque no los compré, me los prestaron ó me los regalaron y el común denominador de los temas fue el hecho de contestar la pregunta que este año me ha rondado por la mente la mayor parte del tiempo, que es: “¿Qué tenemos que hacer para cambiar nuestro mundo? Nos lo estamos acabando.” El primer libro que leí fue “El Príncipe Idiota” de Fedor Dostoyevski, el cual 3 me dio la pauta de lo que la humanidad debería tener por norma para conseguir la armonía, pero es tan simple que no confié en mi razonamiento. Los siguientes libros: novelas y obras “serias”, fueron confirmando poco a poco lo que inicialmente había pensado y es este razonamiento el que, a continuación, comparto con ustedes amables lectores. En “El Príncipe Idiota” se narra la historia de tres hermanos hijos de un rey a quienes les hereda el reino y cada uno pide algo diferente. Uno se convierte en guerrero, el otro en banquero (ó su equivalente en la Rusia de aquel tiempo) y el tercero se queda con las tierras y la administración de estas, dedicándose a trabajar junto con sus súbditos la tierra, dejando salir a quienes no estuvieran de acuerdo con su política. Esta es la razón por la que le llaman “idiota” los hermanos y algunos de los cortesanos, los cuales abandonan el reino. A este príncipe le tiene sin cuidado lo que piensen de él otras personas incluidos sus padres, hermanos ó allegados. Así la historia nos cuenta que el guerrero y el administrador se van del reino a conquistar pueblos y reinos; guerreando uno y financieramente (esto es prestando y cobrando dinero) el otro. Después de unir sus esfuerzos los hermanos, pues se encuentran con que su vida estaba vacía, ya que tenían mucho poder y dinero pero no estaban satisfechos, no eran felices, regresan con el hermano idiota. Se encuentran con un país próspero, sin problemas agobiantes que no se pudieran resolver de forma sencilla; un lugar donde no había moneda corriente, se comerciaba con el trueque. Por lo cual, no tuvieron forma de presionarlos para que los recibieran, pagando los servicios que les brindaran. Las personas siguieron siendo idiotas, pero plenos y satisfechos con su vivir ya que no les interesaron el dinero y el poder ofrecido. Otro libro escrito por un Dr. En biología celular: Bruce M. Lipton, narra la forma en la que descubre la forma en que las vibraciones en forma de ondas (de radio o de nuestros pensamientos) influyen en las células y nos habla de la importancia que nuestros pensamientos tienen en nuestro cuerpo. Bueno por todo esto y muchas cosas más he llegado a la conclusión de que sí se puede vivir en armonía. Habrá que modificar muchas cosas que actualmente hacemos y habrá muchas otras de las que tendremos que prescindir. Mi mundo ideal, y es sólo un bosquejo al que habría que ir puliendo en base a las experiencias que se vayan teniendo es el que describo a continuación. He aquí la idea: Primero habría que establecer un sistema económico que no se base en una moneda única, cada localidad tendrá su moneda de curso legal, (¿Recuerdan las Libras Bristol de un número anterior?). O en el trueque, para evitar que exista la especulación ó control por una sola entidad (per- sona o empresa) teniendo un sistema de equivalencias entre las diferentes localidades, para cuando haya necesidad de comerciar entre ellas. Aquí podemos empezar a hacernos responsables de nosotros mismos haciendo una revisión de los satisfactores que tenemos y ver si realmente, pero si realmente son necesarios. Esforzándonos por ser objetivos y sinceros en el autoanálisis; ya que deberemos ver cuántos de estos bienes son realmente necesarios y cuántos se nos han hecho necesarios por imposición. Por ejemplo: ¿cuántas personas realmente necesitan un teléfono celular? Este satisfactor nos ha sido impuesto en beneficio de muy pocas personas y perjuicio de la mayor