2 Generaciones Doceava Edición | Page 22

dos generaciones dos generaciones Se investiga: a) La cantidad de tiempo que el paciente pasa con sus amistades b) La capacidad de la persona para “abrirse” frente a otros, hablando de sus sentimientos y pensamientos íntimos c) Las conductas “cariñosas” que los amigos otorgan al paciente, (para determinar hasta qué punto cada amigo puede ser confiable y cuánto puede depender de ellos, especialmente en los momentos de crisis) d) La intimidad física, que incluye la regularidad de estos contactos y la satisfacción que el paciente obtiene del aspecto físico de cada relación. ¿Hay una soledad que puede ser benéfica? ¡Claro que sí! La que nos lleva a estar en silencio y captar ideas y pensamientos inspiradores, pensamientos de paz y amor que nos hacen sentir acompañados. La soledad así como la compañía son estados subjetivos; se puede estar en presencia de una multitud y sentir la más fría soledad, o bien estar solos y sentirse acompañados y felices. En esa soledad podemos descubrir algo trascendente para nuestra vida y hasta ser testigos de alguna revelación. Ese silencioso lenguaje de ideas claras no conduce a la tristeza o a la falta de inspiración sino al terreno propicio para la oración, donde nos descalzamos del bullicio y reclamo de los sentidos para encontrar la unidad con Dios. ¿Pero qué decir cuando esa soledad nos habla de “ausencias”, de un vacío y desánimo, difícil de superar? 21 Alfredo Ruiz, Psicólogo y PsicoteraAlfredo Ruiz, Psicólogo y Psicoterapeuta de la ciudad de Santiago, Chile, comenta: “Los problemas de soledad se tratan en el mismo contexto en que se analiza la depresión. La experiencia de los psicólogos con personas solitarias, sugiere que la mayoría de éstas no parecen ser significativamente más exigentes que otras personas, y que sin embargo tienen amistades que serían insatisfactorias para la mayoría de la gente. Por lo tanto, el entrenamiento por lo general incluye cambios conductuales específicos en la forma de iniciar y profundizar sus relaciones sociales del paciente, tanto en el momento actual, como antes de que surgiera el problema. Por otra parte, los pacientes crónicamente solos a menudo revelan muchos síntomas de depresión, como inactividad, pérdida de energía y pérdida de placer en actividades que para la mayoría resultan agradables. Se sienten aislados, diferentes a los demás; se quejan de que nadie los entiende; que a nadie le importan”. Estos ejemplos muestran que un estado mental puede afectar al físico y al entorno de la persona, porque impacta al mismo individuo y además al grupo familiar que lo rodea y que no valora como tal. ¿Cómo encontrar una respuesta ante este enemigo latente? La persona que siente soledad está buscando que la compañía se instale en su vida, no siente que tiene que aportar nada por sí misma. Tal vez lo espera de una pareja, de un posible amigo, de un familiar. Por: Elizabeth Santángelo ¿SOLOS O ACOMPAÑADOS EN NAVIDAD? La capacidad para abrirse a los demás, escuchar atentamente a quién tienen delante, sentir que otros están dispuestos a ayudar, es el primer paso. En pocas palabras, un cambio de conducta hace que uno se olvide de la soledad y comience a entender que es tanto o más importante acompañar que ser acompañado. Los primeros líderes cristianos lo comprendieron de manera práctica al saber que “es mejor dar que recibir”. (Hechos 20: 35) ¿Por qué? Porque la capacidad de “dar” nos hace sentir que estamos abastecidos y completos, que tenemos valores para compartir, y eso es la verdadera compañía que nunca nos deja solos ni vacíos. Empezar el día agradecidos por lo que ya tenemos. Poder decir a alguien “te quiero”, “gracias”, saludar sonriente a los demás y estar dispuestos a “perdonar alguna ofensa”, es demostrar que estamos bien, que no nos falta nada, y esta clase de riqueza nos hace sentir acompañados y en paz. Esta es la presencia más valorable. Combatir el aislamiento o insatisfacción está al alcance de cada uno, ahora mismo. No tema ser rechazado, no tema expresar sus sentimientos hacia los demás. Dé, sin esperar recibir nada a cambio. Lo que uno comparta con el entorno vuelve a su vida inevitablemente. Es un búmeran, capaz de vencer esa extraña “soledad” que lo “acompañó” quizás, por tanto tiempo. Encuentre buenos momentos para compartir en esta Navidad; no olvide que para compartir se necesitan por lo menos dos. 22