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Proceso para la puesta en marcha del programa

Uno de los retos que debe abordar la escuela del siglo XXI es formar personas capaces de respetar valores como la tolerancia, la justicia, la diversidad y la no violencia. Para ello tenemos que prevenir las situaciones de maltrato en las aulas y fomentar la resolución de los conflictos, la educación para la convivencia y la paz.

La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación incorpora como uno de sus objetivos en la ESO la preparación del alumnado para asumir responsablemente sus deberes, conocer y ejercer sus derechos en el respeto a los demás, practicar la tolerancia, la cooperación y la solidaridad entre las personas y grupos, ejercitarse en el diálogo afianzando los derechos humanos como valores comunes de una sociedad plural y prepararse para el ejercicio de la ciudadanía democrática.

El Decreto 73/2011, de 22 de marzo, sobre la Carta de derechos y deberes, establece el modelo de convivencia escolar así como los principios que la rigen, entre los que se destaca: la igualdad de derechos de todas las personas y colectivos, la valoración de las diferencias y el rechazo de los prejuicios, la importancia y valor de las actuaciones de carácter preventivo que contribuyen al desarrollo de la educación en valores, la participación, la comunicación, el encuentro y el diálogo entre los miembros de la comunidad educativa.

La normativa aragonesa recientemente publicada en materia de convivencia trata de impulsar algunas actuaciones que contribuyen a promocionar la convivencia, la igualdad y la lucha contra el acoso escolar. ( ORDEN ECD/1003/2018, de 7 de junio).

En su preámbulo se establece que la inclusión debe ser el eje vertebrador desde el que articular las decisiones que los centros educativos tomen y que afectan a toda la comunidad educativa. La inclusión de la diversidad genera una buena convivencia y la buena convivencia exige la inclusión de todos y todas.

Estas prácticas inclusivas promoverán una serie de actuaciones entre las que se incluye la creación de estructuras de apoyo que favorezcan un clima positivo de la convivencia, fomentar la competencia emocional a través de las tutorías, establecer protocolos de actuación ante situaciones de acoso escolar, la creación de un equipo de convivencia e igualdad o la constitución de un Observatorio en convivencia e igualdad entre otros.

Una de esas estructuras de apoyo hace referencia al programa de Ciberayudantes. Esta figura amplía las funciones del Alumnado Ayudante, adentrándose en el terreno de las redes sociales y las relaciones que el alumnado establece a través de ellas. Los ciberayudantes contribuyen a sensibilizar a sus compañeros/as en el buen uso de las redes sociales, informan sobre riesgos y fraudes más habituales y les instruyen en la configuración correcta de las distintas aplicaciones.

Seguidamente describiremos el procedimiento a seguir para para la puesta en marcha dicho programa en un centro escolar siguiendo una serie de pasos que permitan integrar esta estructura de apoyo dentro del Plan de Convivencia e Igualdad.

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JUSTIFICACIÓN, MARCO TEÓRICO Y NORMATIVO