141 Magazine 002 Marzo - Abril | Page 13

R ecuerdo que desde que estaba en la carrera mucha gente me decía que tenía que conocer Chiapas por sus espectaculares vistas, los recorridos únicos y la comida tan deliciosa que podías comer ahí. Siempre era todo Chiapas y jamás le presté mucha atención, como que nunca le di la importancia al estado hasta que tuve que ir allá para cubrir una boda. La verdad no me entusiasmaba mucho el hecho de ir a conocer, pero si me gustaba la idea de que iba a conocer una parte de México que era nueva para mi. Había escuchado de San Cristobal, de Tuxtla y del Cañón del Sumidero, pero jamás se me ocurrió ver que era lo asombroso de ello. La cantidad de restaurantes y bares que puedes conocer en el Andador Real de Guadalupe es impresionante, que te lleva hasta la Iglesia de Guadalupe. También el mismo andador te lleva al Parque Central que en las noches está lleno de colores y de gente vendiendo artesanías. Atravesando el parque, por la calle Miguel Hidalgo llegas hasta la Iglesia del Carmen, una de las más bellas maravillas creadas por el hombre. En esa misma calle hay restaurantes, bares y cafeterías con áreas abiertas que pasan de ser espacios pequeños a un espacio de convivencia grande en donde todos están disfrutando de la magia de San Cristobal. En cuanto iba aterrizando a Tuxtla, sentí una energía muy bonita, se veía la flora tan seca y verde a la vez, cálido pero misterioso, como si alguna sorpresa de esas que te maravillan fuera a salir de la nada. En el camino a San Cristobal de las Casas sentí muy fuerte el cambio de presión y vaya que se ve la diferencia cuando llegas a este Pueblo Mágico. La forma en la que te envuelve el ambiente tan frío pero con ese toque rústico de calles empedradas y estrechas en donde quieres caminar todo el día y noche. Hay trabajos artesanales tan bellos que quieres llevartelos todos a casa o tener un pequeño pedazo de San Cris contigo. 13