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Noviembre, 2016 | Te da seguridad Entrevista | 7 | Miguel Rivas. Voluntario, con más de 44 años de servicio: “En Bomberos lo tengo todo” “Nuestro equipo era básicamente una cha- queta de cuero ¿Cómo fueros esos pri- meros años y salidas a emergencias? “No me acuerdo bien de las primeras salidas. Sí tengo memoria de uno que se produjo en “las tres puntas” y me puse a trabajar con la ropa de civil que andaba trayen- do puesta, porque llegué de manera particular. La verdad es que en esos momentos, la adrenalina a uno lo transforma. Igual, eran otros tiempos, no como ahora, donde uno no puede tripular un ca- rro si no va con el equipo puesto. Había muy pocos trajes, básicamente te- níamos una chaqueta de cuero”. Claramente, en esos años el Cuerpo de Bom- beros de Quilicura no era lo que es ahora. “De hecho, estaban solo la Primera y Segunda Compañía, porque la Ter- cera estaba en Conchalí, después se disolvió, para ubicarse de nuevo donde está ahora. Era todo muy sacrificado. Por ejemplo, para tener un carro en servicio, era la compañía la que tenía que absorber los cargos, por lo que to- dos los fines de semana, salíamos a pedir plata. Así podíamos poner bencina a los carros para poder salir a las emergencias”. En todo este tiempo, ¿hay algún incendio o emergencia que recuer- de de manera especial “ Hay momentos en los que uno se cansa, pero siem- pre pasa algo que motiva. Imagínese que tengo 63 años y acabo de terminar un curso de haz-mat. Me gusta ser Bombero. por lo que le tocó vivir? “Lo que a mí siempre me gustó mucho eran esas salidas a medianoche en invierno para ir a ayudar a gente que estaba ane- gada. Íbamos con palas y ayudábamos a muchas familias, algo que se sigue haciendo hoy. Respec- to de los incendios me acuerdo de uno en una fá- brica de frazadas, donde cedió el techo. Tuvimos mucha suerte, porque las máquinas que estaban en el lugar fueron las que re- cibieron el golpe principal, de lo contrario, más de alguno hubiera muerto o salido muy lesionado”. “Nadie me obliga a seguir, pero me gusta ser Bombero” ¿Qué es lo más lindo de ser Bombero? “Mire, yo manejo los ca- rros y no todas las perso- nas lo pueden hacer, por lo que ahí aflora cierto ego. Muchas personas quedan admiradas por la conduc- ción que hago. Lo cierto es que manejar los carros es algo me gusta mucho. Lo mismo me pasa con ayu- dar a le gente”. ¿Ha pensado por cuán- to tiempo más va a se- guir en esto? “Hay momentos en los que uno se cansa, pero siempre pasa algo que motiva. Imagínese que tengo 63 años y acabo de terminar un curso de haz-mat. Nadie me obliga a seguir en esto, pero a mí me gusta ser Bombero”. voluntarios. Yo tenía 17 años, estamos hablando del año 1971 o 1972. Así fue como empecé a me- terme en esto que tanto me gusta”. ¿Recuerda el momento en el que toma la deci- sión de dedicarse seria- mente a esta actividad? “En 1972 me hice Bom- bero, pero iba solo los sábados y algunos do- mingos. En 1974, mi fa- milia se cambió a vivir a Quilicura y comencé a de- dicarme cien por ciento a esto. En esos años yo te- nía camión y se me hacía todo más fácil, porque me movía en él para irme a la Bomba todos los días”. ran los albores de la década del 70’ cuan- do Miguel Rivas abrazó la profesión de Bombero. Desde aquella primera vez en que pisó un cuar- tel, supo que nunca más dejaría de estar ligado a una actividad en la que ya lleva más de cuarenta años. Hoy, como conduc- tor de la Primera Com- pañía de Bomberos de Quilicura y experiencia de sobra, comenta todo lo que ha vivido. Desde sus inicios, pasando por una lejanía forzada de la insti- tución, hasta un presente vigoroso y lleno de espe- ranzas de futuro. ¿Cómo y cuándo fue que decidió convertirse en Bombero? “Yo soy sobrino de uno de los fundadores del Cuerpo de Bomberos de Quilicura, don Gilberto Larenas, también de Da- niel Larenas, uno de los primeros comandantes. Yo vivía en Puente Alto, y en esa época viajaba todos los sábados con ellos para ir al cuartel, donde hacía vida bom- beril y compartía con los “ E Uno de los conductores de carros de la Primera Compañía ha vivido de todo, incluso una larga ausencia del voluntariado. Hoy, cuenta cómo han sido estas más de cuatro décadas ligadas a su gran pasión. Miguel Rivas (derecha), a comienzos de los años 80 durante un desfile comunal de Bomberos. ¿Es cierto que estuvo alejado de los Bombe- ros por un largo rato? “Mis hijos nacieron y yo me salí. Sin embargo, ellos siempre supieron que cuando fueran gran- des, yo iba a volver. Es- tuve fuera desde 1981 al 2006”. ¿Qué sentía en ese tiem- po cuando veía pasar un carro de Bomberos o se enteraba que había al- guna emergencia cerca suyo? “La verdad es que uno nunca pierde el contacto y a veces me dejaba caer por la Bomba. Obviamen- te, siempre estaba el bi- chito de poder volver”. ¿Y cómo fue el momen- to del regreso? “Cuando volví tenía una gran incertidumbre, por- que yo sabía que había hartos ‘cabros’ nuevos y no sabía cómo me iban a tratar. Pero me recibieron muy bien, me abrieron las puertas y nos adaptamos mutuamente”. ¿Se siente como una especie de padre de los Bomberos más jó- venes? “Muchos de ellos me dan un trato bastan- te especial, así que yo creo que puede ser eso. Siempre están pendien- tes de mí, me invitan a tomar desayuno a al- morzar”. Finalmente, ¿qué sig- nifica para usted el Cuerpo de Bomberos de Quilicura? “Acá nosotros tenemos un dicho de sentir esta como nuestra segunda casa. Para mí, acá está todo”.