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MURAL
VIRGEN DEL ROSARIO
En este mural está representada la imagen de la virgen del Rosario,
misterio que es bien conocido por las personas habitantes del predio
donde se fue realizado este mural y cuya tradición y celebración
ha estado presente en esta familia durante muchas generaciones.
Este espacio hace parte de una casa antigua del barrio, el cual se
convierte en un punto de encuentro para celebrar las fiestas de la
virgen del rosario.
L
a arremetida fue brutal el
día 27 de abril de 1576.
Los aborígenes al mando
del cacique Coroponiaimo y
su hijo Coroniaimo quemaron
todo cuanto estaba a su paso
y como era su costumbre
cuando atacaban con
gallardía no respetaron edades
y sexos. Dejaron a su paso más
de cien españoles muertos...
Cuando el sangriento ataque
amenazaba con tomarse la
Iglesia de Santo Domingo se
hizo presente ante los ojos
atónitos de los guerreros una
deslumbrante dama de tierno
mirar que sofocó las mismas
llamas entre las cuales surgió,
recogiendo con su manto las
flechas encendidas de los
indígenas evitando no sólo la
destrucción del santuario sino
la ocurrencia de más muertes.
Allí en ese templo los españoles
del pueblo veneraban a
lVirgen. Los indios salieron
despavoridos por la aparición
y tras ellos corrieron a aniquilar
a la fortalecida y auxiliada
guardia española. La batalla
no acabo allí, con su conocida
malicia los guerreros de
la región esperaron a que
los españoles subieran a
su territorio, localizado en
cercanías de las sabanas de
Sicarare, también llamadas
del Milagro; intuyendo que
el enemigo estaría deseoso
de beber las aguas de la
laguna, del mismo modo
pensaron en una forma rápida
de vencer al enemigo.
Los indígenas envenenaron el
agua echándole barbasco
a la laguna siendo este un
potente veneno que termino
intoxicando a los españoles
y así acabaron muriendo,
pero la Virgen en una nueva
aparición sosteniendo un
báculo tocó a cada español
y los volvió a la vida.
MURAL CASTO SOCARRAS
Casto Socarras fue un hombre dedicado a
la ebanistería y la ganadería. Su taller fue
considerado como la primera funeraria de la
región ya que entre sus labores se encontraba
la realización de cajones para los fallecidos del
barrio y Valledupar. Estos eran previamente,
trabajando desde muy temprano a la luz de
una lámpara, los envolvía en papel periódico
y acomodaba en unos estantes; así cuando
alguien llegaba a solicitar sus servicios él ya
estaba preparado para vender o arrendar
estos cajones. Su madera favorita era el
cedro por sus colores rosados y rojizos.
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