VIAJES
Revista mensual
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Cruceros
Lo bueno, lo malo y lo divertido
Viajar en crucero es una experiencia única. Esta guía te ayuda a entender lo mejor, lo no tan ideal y todo lo divertido que puede ofrecer esta forma de viajar.
POR: ANDRÉ SIMONE | L. A.
Hay algo especial en la idea de viajar en crucero. La imagen del barco alejándose del puerto, el viento en la cara, el horizonte sin fin … todo invita a imaginar una experiencia relajante y llena de aventuras. Y sí, puede serlo. Pero como toda experiencia, también tiene sus matices.
Lo bueno
Los cruceros tienen una ventaja clara: hacen que viajar sea fácil. No hay que estar cambiando de hotel ni corriendo con maletas entre ciudades. Se sube al barco una vez y, a partir de ahí, todo llega solo. Comidas incluidas, entretenimiento diario, camarotes cómodos y un itinerario lleno de destinos interesantes. Además, la variedad de actividades a bordo es impresionante. Hay espectáculos, talleres, piscinas, spa, gimnasios, juegos para niños, noches temáticas … Cada día se puede vivir de forma distinta, y no importa si se viaja en pareja, en familia o solo: siempre hay algo por hacer.
Lo malo
Sin embargo, también hay detalles que conviene saber antes de reservar. Las escalas en los puertos, por ejemplo, suelen ser breves. A veces no da tiempo de conocer un lugar más allá de la zona turística. Para quienes disfrutan explorar con calma, esto puede sentirse superficial. Otro punto importante son los costos extra. Aunque muchas cosas están incluidas, hay servicios que no lo están: bebidas alcohólicas, excursiones organizadas, propinas, restaurantes especiales. Si no se tiene cuidado, el presupuesto puede dispararse sin aviso. Y, claro, está el tema del mareo. La mayoría de las personas se adapta rápido al movimiento del barco, pero en ciertos tramos del mar, sobre todo si hay mal clima, puede hacerse notar.
Lo divertido
Donde el crucero brilla es en lo inesperado. En esa sensación de comunidad que se forma con otros viajeros. En las fiestas bajo las estrellas, los concursos divertidos, las charlas con extraños que se vuelven amigos. Y en la emoción de no saber qué vista tendrá la ventana al día siguiente. Para muchos, es una aventura inolvidable. Para otros, una forma de descubrir el mundo sin prisas. Pero para todos, si se elige bien … es una experiencia que vale la pena vivir. �