01 FEB SELENA | Page 32

SOLO LE PEDÍA A DIOS QUE NO PERDIERA MI CASA SI EL NEGOCIO NO IBA BIEN, PERO NO TUVE MIEDO. SABÍA QUE IBA A FUNCIONAR
LATINO DESTACADO
Revista mensual
PUBLICADO POR EL CLASIFICADO

Armando Benítez: de lavaplatos a dueño de 14 restaurantes

Cuando este mexicano compró su primer restaurante no tenía dinero ni para cambiarle el nombre. Ahora controla una cadena en expansión en el condado de San Bernardino
POR PABLO SCARPELLINI | L. A.

Armando Benitez trabajó durante 20 años como cocinero antes de lograr el sueño de tener su propio restaurante. Lo intentó varias veces junto a su mujer, pero ni conseguían reunir el dinero necesario ni estaban seguros de contar con la experiencia necesaria para asumir semejante empresa. Finalmente, en 1997 encontraron un viejo restaurante mal gestionado en Rancho Cucamonga, Brandon’ s Diner, y reunieron los 35.000 dólares que hacían falta para el inicio del traspaso. Eso sí, no les alcanzó para cambiar el letrero de neón y lo dejaron así. Hoy existen 10 de esos restaurantes Brandon y hasta alguno de sus nietos lleva el nombre del negocio. Ironías de la vida.

Benítez, un inmigrante mexicano que llegó a Estados Unidos en 1977, no solo controla la decena de Brandon’ s diner, con más de 300 empleados. Tiene también otros cuatro restaurantes repartidos en dos cadenas, Carnitas express y Vip’ s Café.“ Al final, el sueño americano se me ha cumplido a lo grande”,
dice en una entrevista con Vívela.
Con solo 16 años tuvo claro cuál era su destino: el norte para a Moreno Valley, CA escapar del hambre que pasaba su familia cuando era pequeño, padre, madre y 14 hijos nacidos en Michoacán.“ Le dije a mis padres que con su bendición o sin ella me iba para Estados Unidos”, recuerda.“ Me ayudó a cruzar un coyote por Tijuana, que entonces costaban 225 dólares. Todo era más fácil y más barato entonces”.
Empezó de lavaplatos en un restaurante junto a su hermano— cobrando 2,25 por hora— y en menos de un año ya estaba de cocinero. El emprendedor michoacano confiesa que jamás había cocinado en su vida hasta ese momento, pero no le costó hacerse a los mandos.“ Me gustaba y cobraba el doble. Aprendí mucho en poco tiempo”.
Fontana, CA
Además de experiencia en la cocina comenzó a comprender el complejos entramado de los restaurantes, y descubrió que la puerta de entrada no estaba en arrancar de cero sino en transformar un negocio ya existente. Compró un local en problemas, transformó el menú y la atención, y espero a que su fórmula diera resultado.“ Cuando recibí el restaurante me eché a llorar”, recuerda.“ Solo le pedía a Dios que no perdiera mi casa si el negocio no iba bien, pero no tuve miedo. Sabía que iba a funcionar”.
“ Empezamos facturando 60 dólares al día, muy poco durante tres meses, pero en cuanto los clientes descubrieron la magia de los chiles rellenos

SOLO LE PEDÍA A DIOS QUE NO PERDIERA MI CASA SI EL NEGOCIO NO IBA BIEN, PERO NO TUVE MIEDO. SABÍA QUE IBA A FUNCIONAR

y las enchiladas la gente empezó a entrar. Pasamos a generar 5.000 dólares al día”, explica. De haber tenido dinero en ese momento le hubiera puesto Armando’ s Diner al restaurante,“
en honor a mi papá, que se llamaba como yo”. Pero no pudo ser. Ahora no se arrepiente. Ese nombre, Brandon, le ha llevado muy lejos. �