_REVISTA AMARANTOS Diciembre. 2012 | Page 16

Página 16 Revista Amarantos, primavera de 2012 omo todos los años, la lluvia golpea fielmente los techos de las casas coloniales de la ciudad de Valdivia y el viento sopla sin interrupción. El aire frío se restriega en las caras de quienes rondan por las calles donde pocas veces ocurre algo. De pronto una música alegre nos guía hacia un lugar totalmente desconocido. La adrenalina sube a medida que nos acercamos a nuestro destino. De pie, delante de la puerta, una mujer de facciones rudas nos abre y hace pasar. Entre humo de cigarrillo, luces y música desenfrenada, aparece frente a la multitud una voz que anuncia el inicio de un espectáculo que encarna la feminización. Allí, lejos del universo de los mortales, y casi cerca del cielo, estaban ellas, autocreadoras de fin de semana, diosas nocturnas que exhiben su erotismo dentro de aquellos trajes que escandalizan y quebrantan todos los convencionalismos. Los transformistas poseen una habilidad mágica, de esconder y hacer aparecer rasgos y anatomías en lugares que por naturaleza son inexistentes. Convertirse en un transformista es el nacimiento de un nuevo ser, el que es bautizado bajo las luces del escenario y agasajado entre los aplausos y gritos de los presentes, como una ninfa que se arrebola en un campo lleno de pomposidad y alegría. Nada puede superar la vivencia experimentada ante las miradas penetrantes de un público que las aplaude y homenajea gritando sus nombres. “Siempre supe que en algún momento me vestiría de mujer. Un día carreteando en la casa de Luis, le dije que me maquillara. Él ya era transformista. De pronto se dio la oportunidad de hacer show aquí en Birras y les pregunté a los chicos si podía actuar con ellos. Así comencé y llevo ya ocho meses”, relata D.M mientas se maquilla los ojos para convertirse en Katta. C Barbie nunca ha tenido clítoris Por Yenifher Haverbeck Maldonado 1 El camarín huele a perfume, a perfume de mujer. Las pelucas cuelgan del marco de la puerta y sus trajes para la ocasión se asoman llenos de brillos. Es un lugar acogedor a pesar de ser pequeño. Cada uno tiene un espejo en las manos y su set de maquillaje. Comienzan a prepararse para la noche que les espera. “Mi personaje no está inspirado en ninguna persona, lo creé yo, no me inspiré en Britney Spears, ni en Madonna, ni en ningún artista. Me gusta ser como ‘la maraca con clase’, ‘la puta pa’ ricos’”. Este es el estereotipo que Esteban Bustos extrae para crear su personaje. - ¿Por qué ese estereotipo? “Porque me gusta. Me gusta sentirme mirado y deseado, la puta, yo saludo a todo el mundo y les sonrío. Es un personaje sociable, un personaje que tiene que vender”. Esteban Bustos es transformista hace ya cinco años. Nos cuenta cómo surge su personaje Victoria San Martín, nombre que nace como un homenaje a su hija que no logró nacer, y al apellido de un amigo con VIH. Así como Esteban, cada transformista tiene una historia que contar. “Lo que me gusta de mi pega es que me reconozcan como transformista, no como travesti, ni transexual, no ando de mujer por la vida. Nunca imaginé dedicarme a esto (…) Cuando comencé en Osorno por una amiga que me invitó a hacer un show inspirado en Beyonce, las transformistas que existían eran regias y estupendas, por lo cual basé mi personaje en la alegría, una personalidad distinta a las otras. No me siento diva, muchas de las transformistas de hoy se ven como híper estrellas, pedantes e inalcanzables”, nos agrega Luis. Luis Jara, transformista hace dos años, ha pasado por muchos lugares de Chile realizando show, y dentro de los tres presentes es él más completo: dobla, baila, anima y realiza monólogos. Su hermano al igual que él, también es transformista; Bárbara Morell es el nombre de su personaje, el que conserva el apellido de su hermano, para continuar con la dinastía. Mientras fuma y ríe, entre los vasos de vodka, la conversación se va tornado cada vez más amena. La experiencia se ha convertido en un juego de roles; van quedando atrás entre las capas de maquillaje y ropa Luis, Esteban y D.M para que aparezcan llenas de glamour y seducción, ellas, su otro sexo. 1-. Estudiante de Periodismo, tercer año, Universidad Austral de Chile.