Ancestors
Diario 5
ENTRADA DE DIARIO
Puebla, 1569
1 de agosto de 1569
Mi nombre es Toribio Paredes, pero desde que comencé mi vida franciscana cambié mi apellido a Benavente.
También conocido entre los indígenas como Motolinía, que significa “el que es pobre” o “el que se aflige”. Aún
recuerdo el día en que arribamos a este Nuevo Continente, partimos de Saluncar de Barrameda el 25 de enero de
1524, para arribar a las islas canarias el 05 de febrero y después continuar por el Atlántico. Este viaje fue
encabezado por el fraile Martín de Valencia, quien eligió a doce franciscanos, entre ellos yo, para realizar la gran
misión de Dios. Contábamos con un solo objetivo, evangelizar a la población de esta nueva región. Quería
ofrecerles a Cristo en “cuerpo” y alma a aquellos pobres confusos que toman por dioses a animales y seres
mitológicos.
Los nativos no arderán en el infierno debido a que ya conocen tu palabra señor. No me arrepiento de haber
consagrado toda mi vida a ellos pues lo ame asi como tu nos amaste a nosotros. Recuerdo que mientras
compartíamos los evangelios a estos pobres, se quedaron asombrados por las prendas que portabamos, pues
andábamos descalzos, dormíamos en el suelo cubriéndonos del frío con mantas y nos alimentabamos solamente de
tortillas acompañadas de chile y frutas, estas fueron las razones principales por las cuales los indígenas nos decían
motolinia, pues lo decían en modo de compasión y lástima. Desde 1524 fui guardián del convento de San
Francisco. Evangelizaba y enseñaba diversos oficios a los indígenas quienes realizaban sus nuevas labores con
destreza, lo cual sorprendió a la comunidad eclesiástica. Gracias a este oficio aprendí la lengua náhuatl, mientras
realizaba la evangelización a los diversos pueblos, me quedaba asombrado por las joyas arquitectónicas de estos,
principalmente la de los zapotecos y mishtecos. Tiempo después, el propio Carlos V me ofreció ser obispo de varias
tierras y de Yucatán, pero rechacé tales cargos y sólamente envíe misioneros a este último.
Quería que la colonización fuera lo menos cruel posible y se les diera un trato digno y humano a los nativos,
pues vivíamos una época en la que los indígenas recibían un trato fatal, como si fuesen animales. En 1529,
comencé a tener varios problemas con Niño de Guzmán, el jefe de la Real Audiencia, pues él quería cobrar
impuestos a los indígenas, algo a lo que yo me negué rotundamente debido a que ellos vivían en la pobreza. Esto
provocó la irritabilidad de la Real Audiencia y se me acusó a mí y a otros misioneros de rebeldes y usurpadores de
funciones. Debido a estas acciones fui perseguido durante 40 años, lo que provocó que cambiara mi nombre a José
Gregorio de Dios Anguiano y me tuviera que refugiar en la sierra de Tepectlán.
Sin duda, uno de mis logros más importantes fue participar en la fundación de la ciudad de Puebla de los
Ángeles de 1531. En la cual 4 años más tarde se comenzó a construir el Templo y Convento de mi señor San
Francisco. Además de otorgar recompensa al gobierno español debido a mi insistencia de que los indígenas
pagaran el Diezmo a la Corona.
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