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“Las lluvias cambiaron 180 grados el rumbo de la campaña"

El jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario aseguró que las precipitaciones representan un alivio fundamental para el campo.

ENTREVISTA. CRISTIAN RUSSO

ENTREVISTA. CRISTIAN RUSSO

Luego de una sequía que puso en jaque a los cultivos, las precipitaciones de las últimas semanas cambiaron el panorama agrícola argentino. En diálogo con el programa radial Base de datos (lunes a viernes, de 10 a 12, por FM Meridiano 107.1), el jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario, Cristian Russo, analizó el impacto de estas lluvias.

- ¿Qué es lo que se perdió y qué es lo que se afirma mejor a partir esta situación de lluvia que se registró durante las últimas semanas?

- El panorama hace algunos días era muy oscuro. Si bien habían llegado lluvias al norte de Córdoba, era muy sombrío para la región central. Pero estábamos, excepto el sudeste y parte del este de Buenos Aires que estaban un poquito mejor, realmente en rojo con los suelos. Fueron muchos milímetros en estas últimas dos semanas. La primera semana recibimos entre 60 y 75 milímetros en promedio en la región núcleo. Hay gente que superó los 130 milímetros y otra que se quedó con menos agua. Era una situación en la que estábamos en rojo, que no se podía sembrar por falta de agua, que teníamos que encarar la siembra de soja. En esta semana seguramente va a haber una actividad fuertísima de siembra. La verdad es que cambió todo.

- ¿Y el trigo?

- Veíamos cómo semana a semana se iba cayendo la condición del cultivo del trigo. El 50% de la región estaba de regular a mal. Estas lluvias le pusieron un freno a ese deterioro. Y para algunos cultivos no llegó tan bien, como por ejemplo para el maíz. Al maíz había que sembrarlo temprano, por el tema de la chicharrita, que afecta al maíz tardío, y se había podido sembrar un poco más de la mitad del área de intención de siembra. (La lluvia) Ya llegó tarde para el maíz. Hay que ver si hay gente que se anima a hacerlo tardío, pero está el problema de la chicharrita. Así que estamos en ese punto. Te diría que cambió 180 grados el rumbo de la campaña. Había mucho miedo y preocupación. Ahora, con agua en los suelos, que es tan fundamental para pasar el verano, la cara realmente es distinta.

- Kilo por kilo, la gran ganadora es la soja. ¿Se puede prever una muy buena campaña?

- En términos generales yo creo que sí. A la soja le llegó justo justo, porque los suelos son como la esponja que absorbe el agua y te deja el tanque lleno para el viaje que tenés que hacer en los próximos seis meses, cuando tenés que soportar el consumo del cultivo. Y hay un momento que es crítico del cultivo, que se forma el rinde, que precisamente para el trigo era en octubre y nos cayó a mitad de mes. Y fue tarde para varios cultivos, para varias fechas de siembra, pero llegó. Yo creo que la soja este año, aparte, va a recibir mucha área que no se va a sembrar con maíz, un poco por el problema de la chicharrita. También hay varios problemas que están pasando. El año pasado había condiciones muy distintas. Si bien el mercado internacional estaba apretado, y este año tal vez un poco más, los Excel estaban muy justos. Pero de alguna manera había otro contexto, había una inflación que hacía que de alguna manera la rueda girara, y ahora cambió el negocio. Ahora lo que se produce deja ganancias, y lo que no deja un agujero que no se puede diluir. Por eso había tanta preocupación este año, también porque venimos de varios años complicados, y el trigo era un cultivo clave para tratar de hacer pie para la campaña, para plantear esta campaña gruesa. Así que salvar la campaña de trigo es algo espectacular. Es una de las cosas más importantes que tuvieron estas lluvias. Y poder encarar la siembra de soja con expectativas realmente muy buenas.

- ¿En qué porcentaje, tanto de superficie como de calidad, es lo que se pudo salvar de trigo?

- Este año el trigo tuvo un incremento significativo, impulsado por una fuerte apuesta debido al temor que generó la chicharrita en los cultivos de maíz. Este miedo llevó a muchos productores a volcarse tanto al trigo como a la soja. En la región se sumaron entre 250.000 y 300.000 hectáreas más de trigo, mientras que en Argentina se alcanzó un aumento importante, acercándonos a una de las campañas más destacadas, con casi 7 millones de hectáreas. Aunque finalmente fue un poco menos, alrededor de 6,7 millones, el trigo sigue siendo clave para el país, ya que representa un volumen significativo de producción. Inicialmente proyectábamos casi 20 o 21 millones de toneladas, pero la falta de agua ajustó esas expectativas. Sin embargo, las lluvias recientes permitieron un piso de 19 a 19,5 millones de toneladas. Hasta hace sólo 15 días, muchos pensaban que perderían la inversión realizada en el maíz sembrado de forma temprana, así que estas lluvias han sido de gran ayuda. Si continuamos con pronósticos favorables, podríamos ver una mejora notable. Aunque todavía falta agua en zonas como Rafaela, el oeste de Buenos Aires y La Pampa, poco a poco nos estamos estabilizando en un momento crucial. Se espera la llegada de una Niña que, aunque no sea muy intensa, tendrá un impacto positivo en el país. Toda la cantidad de agua que podamos acumular es, sin duda, más que bienvenida

- Por lo pronto le cambió la cara al chacarero y eso es bueno, porque también nos cambia la cara por la cuestión de los ingresos que genera el campo a todo el país.

- Creo que sí. Realmente había un miedo profundo en el sector. Hace mucho tiempo que no escuchaba a la gente hablar con tanto temor, recordando situaciones similares a las de hace dos años, cuando la gran sequía afectó seriamente al campo. En ese entonces, el maíz se secaba en diciembre y el miedo era palpable en buena parte del sector. Había muchas señales negativas y hasta comenzaron a restringir créditos, generando una preocupación importante por el impacto que esto podría tener en el sector y en la economía en general. Existía un riesgo potencial de daño considerable. Estas lluvias no sólo llegaron en un momento crítico, sino que representan un alivio estratégico fundamental para Argentina. Además, fueron lluvias un tanto disruptivas, generadas por mecanismos poco comunes, así que podríamos decir que Dios es argentino. Cayó del cielo, literalmente.

“Fueron lluvias un tanto disruptivas, con mecanismos poco comunes. Podríamos decir que Dios es argentino”, celebró Russo.

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“Hay un momento que es crítico, que para el trigo era precisamente en octubre, y nos cayó (la lluvia) a mitad de mes”, aseguró Russo.