El campo petrolero: Santa Fe, a la conquista de la nueva frontera productiva
Con una histórica articulación entre agro e industria, las empresas se subieron
tempranamente, como proveedoras, a la expansión hidrocarburífera y minera.
En 2013, mientras YPF ponía en marcha su primer proyecto de producción en Vaca Muerta, el Instituto Argentino de Petróleo y Gas (IAPG) realizaba durante su congreso en Rosario la primera convocatoria a industriales locales para ser proveedores de la cadena hidrocarburífera. El sector, junto con la minería, ya aparecía como la frontera productiva más dinámica de la economía argentina.
Más temprano o más tarde, muchos empresarios santafesinos se subieron a ese tren. Hoy son más de 300 las firmas de la provincia que operan en el sector. Y la fiebre no para. A salón lleno, centenares de industriales participaron a mediados de agosto de la reunión plenaria de la mesa que las reúne.
La mesa es en sí misma una muestra de planificación estratégica. Creada en 2019 como un espacio de articulación público y privada, sigue funcionando más allá de la impronta de cada administración. Industrias metalmecánicas, muchas de ellas spin off de la fabricación de maquinaria agrícola, constructoras, laboratorios, empresas de topografía, indumentaria, servicios de ingeniería para la industria, integran la oferta provincial.
El perfil de los pioneros
Un informe elaborado en 2022 por el CEP XXI, dependiente del entonces Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, detectó 407 micros, pequeñas y medianas empresas (mipymes) de la provincia proveedoras de la cadena de producción de petróleo y gas. Es el 5% de las casi 8 mil que participan de ese exigente mapa de proveedores, encabezado por Caba y las provincias de Buenos Aires, Neuquén y Chubut.
La fuerte densidad de proveedores pymes en el corredor Buenos Aires, Rosario y Córdoba, pero también en torno a Neuquén y el Alto Valle del Río Negro, Mendoza, Mar del Plata, Bahía Blanca, Tucumán, Salta y Comodoro Rivadavia, llevó a los investigadores a concluir que “la actividad no opera como un enclave local sino que es capaz de desarrollar parte de su cadena de valor en el mismo territorio en el que opera”.
El estudio describe a estas empresas como unidades con capacidades productivas superiores a sus pares y con trayectorias consolidadas en sus mercados de actividad. Nueve de cada diez tienen más de cinco años de funcionamiento. La mayoría son pequeñas y medianas y una de cada diez exporta. Provienen de sectores variados como el comercio (26,6%), industria manufacturera (17,9%) y actividades profesionales (13,7%). Dentro de las manufactureras, más de la mitad pertenecen a ramas intensivas en ingeniería, mayormente del sector metalmecánico.
Este perfil coincide con el de muchos pioneros santafesinos. “Todas las industrias de Santa Fe están en condiciones de participar en esa actividad. La experiencia de proveer al sector agropecuario las ha puesto muy competitivas tecnológicamente”, describió Alejandro Maglianesi, titular de Ingeap, una empresa de la capital santafesina que presta servicios de ingeniería industrial y control de proyectos al sector minero. Desde 2019 en Santa Cruz y desde el año pasado en Salta.
Rafael Catalano, secretario general de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (AIM), señaló que la mayoría de las empresas que integran esa entidad se insertan “en el tercer anillo de la actividad, detrás de las grandes mineras y su cadena de grandes proveedores globales”. En muchos casos, la demanda proviene de “las propias urgencias de las empresas del sector petrolero y minero”.
El despegue algo más tardío de la minería amplió el radio de acción, a medida que se fueron anunciando proyectos de inversión de litio, cobre y otros minerales. Sólo en el primero de esos rubros se esperan u$s 47.100 millones de inversión en los próximos años.
Para acompañar esta avanzada, el gobierno de Maximiliano Pullaro montó stands de la provincia en las exposiciones de San Juan y Salta. En breve, harán lo mismo en Neuquén. “Nuestra obligación es anticiparnos y colaborar con el sector privado para que nuestro entramado industrial pueda desarrollarse en esas actividades”, señaló el ministro de Desarrollo Productivo, Gustavo Puccini. Y agregó: “Cada proyecto minero involucra a miles de personas, las demandas son enormes en materia de equipos, pero también en vestimenta, salud, construcción y alimentación”.
Diplomacia interna
La asistencia oficial a las empresas incluye promoción, asesoramiento técnico y ayudas crediticias a medida de cada necesidad para insertarse en esas cadenas. También lobby político. En ese punto, Pullaro limó las críticas originales al Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (Rigi) aprobado con la ley Bases y pasó a considerarlo como “una gran oportunidad”. Desde la provincia aclaran que el cambio de mirada obedece a que fueron escuchados en las modificaciones que se hicieron al proyecto. En rigor, con chances acotadas de incidir en la definición de políticas nacionales, prima la idea de festejar lo que sea bien recibido por los potenciales clientes de la oferta santafesina: las grandes empresas de la economía extractiva. Que curiosamente, a partir de sus referentes corporativos, son los que relativizan el papel del nuevo régimen en las decisiones de inversión. Roberto Cacciola, presidente de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (Caem), reivindicó en este sentido la ley de inversiones mineras que cumplió ya 30 años. Igual, bendicen cada nuevo beneficio.
Pero hay otra disputa normativa que no tiene que ver con la Nación sino con las provincias. Es la que involucra a los llamados regímenes de “compre local”. Son normas que establecen casi todos los distritos para cuidar o estimular a sus empresas. De hecho, Santa Fe tiene una. El secretario de Industria provincial, Guillermo Beccani, explicó que en algunos casos esas legislaciones ofrecen una ventaja para sus locales de hasta 20% en las ofertas por licitaciones. Mientras se activan las negociaciones políticas para lograr su flexibilización, las empresas santafesinas se adaptan a las reglas de juego a través de asociaciones o de la radicación en esos territorios.
Ingeap, por caso, dio ese paso para ampliar su negocio en Salta, donde desembarcó el año pasado para participar de la fiebre del litio. El titular de la firma destacó la necesidad de adaptarse a los “altísimos estándares” y a las escalas que manejan las empresas mineras. Cacciola, de Caem, aclaró que “el sector minero es tan exigente como cualquier otro”. Y señaló que “si la disposición existe y la tecnología lo permite”, los empresarios santafesinos “deben ir adelante”.
El ejecutivo aseguró que la oportunidad de mercado es inmensa y torna abstractas las discusiones sobre cupos y sistemas de protección. “Hay que ser inteligentes. Si no hay proyectos mineros no hay proveedores, pero si hay proyectos mineros y no le damos la cabida a todo el mundo para que participe. no conseguimos licencia social”, agregó.
Proyecciones
Hernán Echen, miembro del consejo directivo del Grupo Argentino de Proveedores Petroleros (Gapp), destacó que en 2024 las inversiones en Vaca Muerta sumarán u$s 11 mil millones y, en los próximos años, u$s 100 mil millones.
Si bien siete de los diez principales complejos corresponden a la agroindustria, el complejo petrolero-petroquímico fue el de mayor crecimiento en el primer semestre de 2024. “Esto da cuenta de que poco a poco se van reflejando en las exportaciones los avances productivos de este sector”, subrayó la Bolsa de Comercio de Rosario en un reciente informe.
En el marco de la celebración por los 110 años de Shell en Argentina, los principales ejecutivos del sector de hidrocarburos coincidieron en proyectar una producción de un millón de barriles de petróleo en el país durante la próxima década. Los empresarios piensan llegar a u$s 30.000 millones de exportación hacia 2030. La sustitución de importaciones en el gas, la gran oportunidad del GNL y el petróleo son vías de expansión en las que “no hay limitaciones”.
Cadena abajo
Pero no sólo en el upstream están las oportunidades de encadenamiento con proveedores locales. El boom de Vaca Muerta empuja una nueva ola de inversiones en el sector petroquímico, la quinta desde que se emplazó la primera planta de tolueno sintético de América latina a mediados del siglo pasado. En la tercera de esas oleadas, durante los 60, nació el cordón industrial de Rosario.
Para Jorge de Zavaleta, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Química y Petroquímica (Ciqyp), “la gran inversión petroquímica va a venir del gas natural y de lo que llamamos líquido de gas natural, que tiene un gran componente de metano”. Urea, metanol, plásticos, figuran en la paleta de productos. ¿Dónde van a estar estos proyectos? “Teniendo el gasoducto Néstor Kirchner, y su segunda etapa hasta Santa Fe, puede haber inversiones allí”, señaló. También dependerá de que la política no meta la cola y se vea tentada de modificar la traza. El cambio de localización del proyecto de planta GNL que iba a construirse en Bahía Blanca no es el mejor antecedente.
QUIÉNES SON Y CÓMO SE RECONVIRTIERON
La cadena de producción de petróleo y gas
atrae a centenares de empresas.
Vaca Muerta empuja una nueva ola de inversiones en el sector petroquímico.
Vaca Muerta empuja una nueva ola de inversiones en el sector petroquímico.
El gobierno santafesino busca potenciar la competitividad de los privados.
Por ÁLVARO TORRIGLIA