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De los temas y del contexto histórico también se pueden deducir la actitud y la forma de ser de los personajes, de los que agrupándolos parece haber una serie de tensiones como la temporal (entre los más ancianos y los jóvenes); la social (entre los ricos y pobres); y la sexual (como por ejemplo entre Calisto y Melibea entre otros):

CELESTINA:

Tiene una gran personalidad y sabiduría pero peca de codiciosa, esto último se le pone en contra al final de la obra. Es considerada hechicera y a la vez religiosa aunque utiliza la religión con buenos fines.

MELIBEA:

Al principio rechaza constantemente a Calisto (vergonzosa), después comprende a Calisto cuando la Celestina aparece (piadosa) y al final se entrega a Calisto (obsequiosa). Melibea siempre sabe lo que quiere y lo intenta conseguir con todas sus fuerzas y finalmente se suicida para no sobrevivir a su amante (tal y como indica el amor cortés).

CALISTO:

Peca de egoísta con su condición de “nuevo rico” aunque antes era generoso. Siempre se encuentra imitando al resto para parecerse a ellos y se obsesiona con su pasión amorosa, lo que le hace desesperarse. Por todo ello, no puede ser considerado ejemplar y, según dicen, su final es un aviso para todos los amantes con ese tipo de amor.

LOS PADRES DE MELIBEA:

El padre no acusa a Melibea de deshonrar a la familia, sino que acusa a la fortuna, al conjunto del mundo y al amor de ello, ya que aparece representado como un padre comprensivo con su hija.

La madre está representada como una persona que no se entera de lo que ocurre.