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Un diseño, por más brillante o sobrecogedor, si no viene acompañado de una buena gestión de Proyectos, incluyendo las mejores habilidades interpersonales de comunicación, no llegará a buen puerto. La sencilla incorporación de un Acta de Constitución al inicio de un proyecto puede hacer toda la diferencia para asegurar que se cumpla el objetivo que le dio origen. Si hablamos en términos BIM, el BIM Execution Plan, podría evitar interminables horas mal invertidas en retrabajo, el cual es producto de una falta de dirección y diálogo en el equipo del proyecto.

Con el mismo propósito de reducir el retrabajo y el desperdicio surge el Lean Construction, basado en los principios de la mejora continua y en la adaptación del Toyota Production System al sector de la construcción. Asociado al Lean, aparece en escena una nueva forma de contratación, conocida como IPD: “Integrated Project Delivery”, en la cual se integran de forma bien temprana los requerimientos de todos los actores, derribando barreras e intereses contrapuestos. A modo de ejemplo: un Contratista podrá solicitarle al Arquitecto que estandarice su diseño en una fase temprana, sin necesidad de esperar al Plano de Taller, de forma eficiente y sin desperdicios. Con el IPD las reglas cambian y se trabaja colaborativamente para optimizar el resultado.

Desde el PMI podemos ayudar a educar y a difundir información clave que le permita al Arquitecto visualizar el valor de incorporar los procesos de la Dirección de Proyectos, integrando también la tercera virtud de Vitruvio.

“Cuando estoy trabajando en un problema, nunca pienso sobre su belleza. Pero cuando lo termino, si la solución no es bella, sé que está equivocada.”

Richard Buckminster Fuller.

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¿Cómo acortar la brecha entre los Arquitectos

y la Dirección de Proyectos?