La historia de Tacconi y su emblemático Amargo Obrero se entrelazan profundamente con la identidad de la ciudad de Rosario y la cultura popular argentina. Todo comenzó en 1887, cuando el inmigrante italiano Pedro Calatroni fundó una destilería en Rosario. En este contexto, creó el Amargo Obrero, una bebida amarga concebida como una alternativa a los licores dulces que consumía la burguesía de la época. Su nombre y la simbología de su etiqueta original, con colores negro y rojo y elementos como la hoz y el trigo, reflejaban una conexión con el movimiento obrero y las ideas anarquistas de fines del siglo XIX.
En 1920, Hércules Tacconi, un contador recién recibido, se unió a la empresa de Calatroni. Con visión empresarial, Tacconi impulsó la bebida, que hasta entonces era una más entre varias. Tras la muerte de Calatroni, Tacconi adquirió la totalidad de la empresa, fundando en los años 50 la sociedad anónima Tacconi y Compañía. Fue bajo su gestión, y la de su hijo, que el Amargo Obrero alcanzó una gran popularidad a nivel nacional, consolidándose como “el aperitivo del pueblo argentino”.
La década de 1950 fue crucial para la bebida. En un contexto de crisis en la industria vitivinícola, Tacconi apostó por una fuerte campaña publicitaria, con slogans radiales como “El trago vistoso para el hombre vigoroso” y presencia en diarios y revistas. El Amargo Obrero se convirtió en un símbolo de la clase trabajadora, presente en los bares de barrio y en las reuniones familiares, especialmente como aperitivo previo al asado.
A pesar de su éxito, la empresa Tacconi enfrentó dificultades económicas en las décadas siguientes, marcadas por la crisis y la hiperinflación. En 1987, la familia Tacconi vendió la compañía a la empresa neerlandesa Bols. Posteriormente, en 1989, la marca Amargo Obrero pasó a manos del Grupo Cepas, quienes continúan produciéndolo en la actualidad.
Hoy en día, el Amargo Obrero sigue siendo un aperitivo tradicional en Argentina, manteniendo su sabor característico a base de hierbas y su identidad ligada a la historia social del país. En 2017, fue declarado patrimonio cultural de la ciudad de Rosario.
Una bebida que supo afincarse en el consumo popular
Inmigrantes italianos gestaron el Amargo Obrero, que se convirtió en “el aperitivo del pueblo”. La destilería cerró, pero la marca
sigue vigente.
ENTREVISTA CON GASTÓN MINARDI
TACCONI (1887)
El Amargo Obrero es patrimonio cultural de Rosario.
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