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Volviendo al documento con el que comenzábamos este artículo, está redactado en un tono cargado de emoción —ya que se trata de algo vivido en primera persona por alguien que estuvo realmente allí y tras la liberación del campo fue repatriado al sur de Francia, si bien desconocemos su autoría- que empieza con una descripción del emplazamiento de Buchenwald, que no era propiamente lo que se conoce como campo de exterminio, y su situación geográfica en medio de un frondoso bosque en Turingia a una docena de kilómetros de Weimar. Una superficie de unos 2 km² rodeada de alambradas eléctricas y puestos de vigilancia para controlar a una población reclusa que surtía de mano de obra a fábricas, canteras y otras instalaciones donde eran “aniquilados física y moralmente a base de jornadas agotadoras de trabajo”, sin que hubiese esperanza alguna, pues el fin último seguía siendo la muerte.

A este paisaje del horror —siguiendo con el relato-, se unían los excesos de guardianes y carceleros: “fusilamientos, horcas, hachas, puntillas asestadas al tallar a las personas en la cabeza […] palos, inyecciones, juegos de cartas para elegir la manera de morir”, siendo lo más horroroso “el método de agotamiento físico que conducía a la locura y a la degeneración completa de los internados, convirtiéndoles en verdaderas bestias sin raciocinio ni sentimientos humanos”, de las que da numerosos ejemplos:

Llega un transporte, en él un padre y un hijo, moribundos los dos, morirse el padre y arrancarle las muelas de oro su hijo, que al poco rato también dejaba de existir. Coger entre dos famélicos un muerto y llevarlo a la cola de la comida para recoger su parte y comérsela […] Llegó el hambre y la locura a causar tan grandes estragos que el canibalismo estaba a la orden del día. Los muertos se echaban a las puertas de las barracas y los que todavía andaban, con la mayor tranquilidad del mundo, cortaban pedazos y se los comían, llegando hasta el extremo de querer negociar con la carne de los muertos.

El testigo describe la existencia entre la población reclusa de soldados y civiles de la Unión Soviética, polacos, checoeslovacos, húngaros y judíos, pero también holandeses, belgas, rumanos, búlgaros, italianos, luxemburgueses, norteamericanos y británicos. “Alemanes por millares y millares pasaron por los hornos del krematorium”. Da cifras de 22.000 hombres procedentes de Francia, de los que quedaban vivos en el momento de la liberación 3.500.

La tuberculosis —extendida por medio de inhumanos ensayos clínicos entre la población reclusa del campo- y otras enfermedades eran comunes. También refiere la existencia de experimentos con humanos en el llamado Block 46, donde se les inoculaba el tifus, y también en el 50, pero en este último se servían de los órganos extraídos de los cuerpos, mientras que la esposa del jefe del campo, Ilse Koch (Köhler), sentía un macabro interés por coleccionar tatuajes de los prisioneros, a los que hacía asesinar a su capricho. Pero, además de su valor como una suerte de memoria del campo de Buchenwald hasta el momento de su liberación, el documento nos interesa especialmente al hacer referencia a la llegada de vascos procedentes del sur de Francia como Jean Puyo (Le Boucou, 1902) y Louis Dupain (Irun, 1923), quienes, tras muchas vicisitudes, se vieron haciendo el último tramo del viaje a Buchenwald hacinados en un vagón con otras 150 personas, de las que fallecieron la mitad, sobreviviendo ambos a tan terrible experiencia (9).

(3) Diego Gaspar Celaya. (2015). La guerra continúa. Voluntarios españoles al servicio de la Francia Libre (1940-1945). Madrid: Marcial Pons Historia.

(4) Sobre Arrizubieta véase Xosé M. Núñez Seixas: “¿Un nazismo colaboracionista español? Martín de Arrizubieta, Wilhelm Faupel y los últimos de Berlin (1944-45)” en Historia Social n.º 51 (2005), pp. 21-47; Jon Juaristi le dedicó en 2007 una novela que lleva por título “La caza salvaje”. Reseñas biográficas de Arrizubieta en [http://cordobapedia.wikanda.es/wiki/Mart%C3%Adn_Mar%C3%Ada_de_Arrizubieta_Larrinaga], [http://www.euskomedia.org/aunamendi/5274] y [https://memoriasclubdeportivodebilbao.blogspot.com/2017/07/martin-arrizubieta-larrinaga-heroe-o_44.html].

NOTAS

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