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María Benita Rementeria Llona...

...Se graduó como enfermera en el Hospital St. Alphonsus de Boise en 1938. Desde principios de 1940 y hasta probablemente 1943, trabajó como enfermera en el Hospital Marine de Seattle (Washington) que servía a veteranos de guerra, marinos mercantes y guardacostas, entre otros. En 1943, María se alistó en el Cuerpo de Enfermeras del Ejército. En marzo de 1944 fue enviada a Australia, sirviendo como teniente en la campaña de Nueva Guinea hasta el final de la guerra. Tanto el clima tropical como las enfermedades que le acompañan hacían aún más difícil el trabajo de María y sus compañeras. La malaria o el dengue producían más bajas que las propias del fuego enemigo. El Idaho Sunday Statesman del 13 de agosto de 1944 informaba como María “estaba viviendo en condiciones primitivas para salvar la vida de los heridos”. En una carta remitida a sus padres, Benito y Luciana, María se congratulaba del avance de la guerra: “La noticia de la invasión fue recibida aquí con gran alegría. Y ahora nuestros deslumbrantes avances en el teatro [de operaciones del Pacífico] mantienen altas nuestras esperanzas. Pero cuando escucho a los pacientes cuán cautelosos y astutos son los japoneses, todavía hay una lucha dura y constante por hacer”. Al finalizar la SGM, María, con rango de capitán, continuó su carrera militar médica en el Cuerpo Comisionado del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos —el servicio federal uniformado del Servicio de Salud Pública de EEUU, formado solo por oficiales comisionados no combatientes-. María se jubiló con el rango de coronel del Ejército. A fecha de hoy, se trata de la mujer de origen vasco con mayor rango militar que hemos identificado en nuestra investigación sobre la presencia vasca en las fuerzas armadas estadounidenses de la SGM. Falleció en Boise en 2000 con 83 años. Su hermano David había perdido la vida en Inglaterra en 1944 al estrellarse su “Fortaleza Volante” cuando despegaba para realizar una misión de combate.

Simbólicamente, las 'Rosie' de la SGM y aquellas incorporadas a las diferentes ramas de las fuerzas armadas demostraron al conjunto de la sociedad americana y a las élites sindicales, políticas y socioeconómicas del país que estaban tan capacitadas como los hombres para realizar, satisfactoriamente, todo tipo de labores fuera del hogar, tanto en tiempo de guerra como de paz. La generación de 'Rosie the Riveter' hizo repensar, brevemente, las ideas preconcebidas sobre género, los estereotipos y roles asignados a hombres y a mujeres por la sociedad y la tradición. Aun así, otros factores como el color de la piel, la etnicidad, la clase o la religión seguían profundamente dividiendo a la sociedad estadounidense y al propio movimiento obrero. Tristemente, la década de 1950 pronto hizo olvidar la crucial participación de la mujer en el mercado laboral tan solo unos años antes, ya que volvía a ser relegada a un papel meramente doméstico alejada de los trabajos "poco convencionales" de la guerra. Setenta y cinco años después la lucha continua.

(1) Obituario de Benita Serrano publicado en el Fresno Bee el 13 de enero de 2019.

NOTAS

A través del presente artículo la Asociación Sancho de Beurko quiere homenajear y reconocer la contribución de las mujeres en el éxito de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Este artículo es en sí un primer paso en la visibilización de las mujeres estadounidenses de origen vasco durante este periodo crucial en nuestra historia contemporánea.

Angelina Landa posa en uniforme militar de enfermera durante una visita a su familia (cortesía de la familia Landa).

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