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De hecho, los jóvenes no pudieron llegar a Estocolmo hasta la tarde del 27 de enero de 1943, y tras un efímero tránsito por Alemania llegaron hasta la localidad francesa de Metz, donde les esperaban otros tres que habían sido capturados por los alemanes en el área de Leningrado: Isidora Laregui Espina (Barakaldo, 1925), Nestor Rapp Lantarón (Reinosa, 1927) y Roberto Montes Rodríguez (Gijón, 1925). Los acompañó en este viaje el responsable de Falange en Escandinavia Joaquín Herráiz, ya que Foxá no estuvo presente en estas gestiones por encontrarse ausente. A partir de ahí, se hizo el silencio informativo y ya ningún medio de prensa español cubriría el regreso de los muchachos. Es evidente que la cuestión había estado desde el principio unida al viaje de Arrese y al no poder coincidir físicamente con ellos se perdió la oportunidad de instrumentalizarla de modo favorable a su política abiertamente pronazi con un golpe de efecto fuertemente propagandístico. No olvidemos que fue el ministro que llegó a pedir a Francisco Franco el envío de 300.000 divisionarios al frente ruso. La derrota de Alemania en 1945 llevó aparejada la destitución de Arrese, al igual que sucedió con muchos otros germanófilos, que pasó al ostracismo hasta su regreso al gobierno en 1956. Nada que ver con lo que tuvieron que pasar aquellos muchachos cuando regresaron a un país que apenas reconocían, sintiéndose víctimas de una situación injusta e instrumentalizados, primero, y después abandonados por una maquinaria política que nunca supo, realmente, qué hacer con ellos, sufriendo padecimientos y marginalidad en una España que solo conocía la miseria. Ellos, junto a 13 niños y su profesora capturados por los alemanes en su avance por la Unión Soviética, fueron los primeros en retornar, y también los más desconocidos por la historiografía, ya que los siguientes no llegarían hasta el bienio 1956-1957.

(1) En las cercanías del Monasterio de la Asunción en Syandeba han aparecido recientemente los cadáveres de varios combatientes de la 3ª División de Milicias del Pueblo de Leningrado fallecidos durante los combates del verano de 1941, entre ellos el de Martín Peña (Bolueta, 1923) y últimamente hemos recibido noticias del hallazgo del de Ignacio Moro (Bilbao, 1924). La madre Bárbara, al frente de sus monjas, lidera las iniciativas para poner en valor la memoria de los niños de la guerra muertos en Carelia. Este año se ha inaugurado un monumento en su memoria con presencia de familiares, amigos y representantes diplomáticos

(2) Los 18 que viajaron de Finlandia a Alemania constan en la documentación depositada en el Archivo de la Administración (AGA, Alcalá de Henares), son tres más de los que aparecen en el libro “Combatientes vascos en la Segunda Guerra Mundial”.

FIGHTING BASQUES

NOTAS

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Un total de 64.000 prisioneros de guerra soviéticos fueron hacinados en los campos fineses, de los que un tercio fallecieron por las pésimas condiciones y el maltrato sistemático. Entre ellos había 21 muchachos vascos y asturianos (https://yle.fi/aihe/artikkeli/2011/05/31/tuhansittain-sotavankeja-kuoli-nalkaan-ja-tauteihin)