L muchachito Agustín le gustaba
hacer lo contrario de lo que la mamá
le indicaba. Cuando Alberto le pidió el
favor, recordó que su Madre le dijo
que no molestara el ave de su tía
Elvira, hermana de ella.
Alberto sin pensar más de una vez la
situación, abrió la jaula y envolvió al
ave en sus manos y se fue corriendo de
la sala para que nadie lo viera ir hacia
el patio, un solar gigante.